Diciembre es la época en que se rompen dietas, se trazan planes, aflora el optimismo y se hacen balances. Todos, en mayor o menor medida, tenemos por costumbre hacer cortes cada cierto tiempo para saber cómo vamos. Es un mirar hacia atrás para trazarnos la ruta hacia adelante.
El balance de un país no puede hacerse tan a la ligera como para enmarcarlo en una columna de opinión. Pero sí hay temas generales en los que cada uno puede hacer su propia revisión y dar su punto de vista que es, como se sabe, proclive al sesgo pues si bien se alimenta de información, se digiere con los gustos y preferencias de cada uno.
Hay que empezar por hablar del presidente y su presidencia así solo lleven escasos meses de sus 4 años. Los diferencio, porque el presidente Gustavo Petro sigue cómodo en sus cifras de aceptación, pero su presidencia y, sobre todo, sus funcionarios reciben críticas. Aunque la mayoría de su grupo de ministros es de lujo, funcionarios de otros niveles no lo son tanto y bien por desubicados, bien por inexpertos o bien por ambas razones, le bajan puntos al balance presidencial. A eso habría que sumarle que varias dependencias del estado aún no tienen nombramientos en propiedad y eso manda un mensaje confuso a la ciudadanía.
En economía, el dólar destrozó todas las proyecciones financieras de quienes dependen de materia prima importada, aunque mejoró muchísimo el panorama de los exportadores. Entre ellos, los cafeteros, que se beneficiaron, además, de un buen precio internacional. Precio que para sostenerse o mejorar depende de factores externos como la producción brasileña que a ojos de muchos va a ser muy buena y a ojos de otros no lo será tanto pues la madre naturaleza parece ensañarse con la zona cafetalera brasileña con implacables sequías o con adelantos en la floración que no permiten dar un pronóstico claro. Lo que sí preocupa en el agro independientemente de lo que pase afuera, es el inmisericorde incremento en los precios de los agro insumos. Si el precio del café baja y el de los insumos crece o se mantiene alto, la crisis tocará la puerta de las más de quinientas mil familias que viven del cultivo y, por ende, golpeará las economías locales en casi todo el país.
Por el lado del empleo, las buenas cifras publicadas en el último informe del DANE permiten ser optimistas. Las de crecimiento tampoco serán malas pero las de desigualdad sí dan para preocuparse.
La reactivación de relaciones con Venezuela y la de los diálogos con el ELN son parte positiva del balance. Marcan un factor esperanzador. La idea de “Paz Total” del gobierno está llena de buenas intenciones y necesitará toda la energía y un pulso magistral para llevarla a cabo algo que, sin duda, beneficiaría a todo el país.
2023 será un año electoral que cambiará alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas. El pulso será entre las fuerzas que, unidas, eligieron a Gustavo Petro y los partidos y movimientos que no lo acompañaron. Aunque las elecciones regionales son muy distintas a las nacionales, se equivocan quienes piensen que el presidente se quedará quieto. Jugará un papel importante en la definición de candidaturas y en la formación de coaliciones. Está demostrado que Petro sabe negociar, conoce muy bien la baraja y maneja sus cartas de acuerdo a sus objetivos.
Como dije al principio, esto de hacer balances es un asunto difícil de resumir en una columna y seguramente volveremos sobre el tema.
Por el momento, a disfrutar las fiestas en paz. Y dejar las dietas como plan para el año que viene.