La limpiezas de canales cuestan $3.500 millones para poder suministrar agua a los barranquilleros, pero sus malos hábitos y conducta indiferente ante el Medio Ambiente, convierten a la ciudad en una de las más insensibles de Colombia.
Esta vez fue el mismo al alcalde Alejandro Char quien salió a pedirles a los habitantes de Barranquilla que cuando llueva no tiren basuras a las calles, como se evidenció en el último aguacero del domingo que en algunos sectores los desechos taparon las rejillas de las canalizaciones de los arroyos y provocaron emergencias.
No botar basuras a la calle debe ser la política
de la ciudad para evitar estos desastres
La preocupación del mandatario es por la cantidad de bolsas plásticas y desechos sólidos que algunas personas aprovechan las lluvias para tirar a la calle.
“Si arrojamos basuras se tapan las rejillas y la canalización no funciona y le hacemos daño a la gente”, es el llamado del alcalde quien salió a la calle, después del aguacero del domingo último, y fue testigo del basural que recogen cada vez que llueve la empresa de aseo de la ciudad.
Esta situación no es gratis para las rentas de la ciudad como lo ha advertido en reiteradas ocasiones el gerente de la Agencia Distrital de Infraestructura (ADI), Alberto Salah: “Nosotros nos podemos estar gastando unos 3.500 millones de pesos entre limpiezas de caños, soluciones hidráulicas y trampas de basuras”, dijo.
Algunos arroyos de la zona suroccidental de la ciudad, canalizados, volvieron a desbordarse como consecuencia, entre otras circunstancias, de las toneladas de desperdicio que van arrastrando. Se trata de un basural que se va sumando por la costumbre de muchos de deshacerse de los desperdicios, sobre todo cuando lo ven pasar en pleno aguacero.
Solo en la trampa del arroyo León en la carrera 51B, iban recogidas desde el sábado hasta ayer 600 toneladas de desperdicios.
Por los lados del arroyo Don Juan, que viene desde Galapa y toma al suroriente para llegar hasta el río Magdalena luego de atravesar Soledad, se convierte en una corriente de basura de 7 kilómetros cuando llueve.
En dos horas, este arroyo es capaz de depositar en el río un volumen de agua equivalente al consumo diario de Barranquilla. El sábado, ese volumen fue de basura y se acumuló frente a la bocatoma del acueducto.
Fue necesario esperar dos horas para despejar el área y volver a tomar agua del río para potabilizar.