Si nada extraordinario ocurre, esta semana se irá Trump y entrará Biden a la Casa Blanca. Pero… ¿se irá?
Lo que desde siempre ha sido una transmisión de poder sin mas noticias que el hecho mismo y la anécdota sobre quién cantará el himno, es esta vez una incógnita que va mucho mas allá de desocupar una oficina para dejarla al sucesor. Se trata de la sospecha sobre el comportamiento del presidente saliente que, para empezar, anunció que no asistiría a la posesión del elegido en su lugar.
Podría ser solamente una pataleta de mal perdedor (y Trump sí que lo ha sido), si no fuera por los muchos antecedentes que sembró durante estos cuatro años en que según el periódico The Washintong Post, ha mentido en promedio unas 20 veces por día entre mentiras completas, falsas verdades, imprecisiones y acusaciones sin fundamento. Por eso y por la toma del Capitolio el día en que se iba a reconocer el triunfo de Biden en esa asamblea nacional. Los trinos del presidente incitaron a la participación masiva de sus simpatizantes que no vacilaron en bandalizar el recinto.
¿Entregará el poder? Sí, no hay duda. La toma militar de la capital estadounidense dice claramente a favor de quién están los que tienen las armas del estado. Pero retirarse a vivir como los demás expresidentes de su país que solo reaparecen cada 4 años para apoyar al candidato de su partido y se dedican a dar conferencias por el mundo, parece no ser un futuro para un presidente que ha peleado con casi todos los medios, ha lanzado acusaciones de todo tipo contra medio mundo y, para rematar, insiste en que le robaron su reelección. Y tiene 70 millones de votos, sin contar los millones que lo adoran en redes sociales.
Nadie dudó en comparar los hechos del Capitolio con las revueltas que se dan con mucha frecuencia en nuestros países. Si Trump no decide retirarse tranquilamente y se dedica a mantener encendido el debate, el parecido será mayor: en Colombia, por ejemplo, los ex presidentes jamás se retiran (excepción de Belisario Betancur que salió tan golpeado que abandonó completamente la política). Por el contrario, luchan por mantener a diario algún nivel de protagonismo, de vigencia. La muestra para escoger el botón es el ex presidente Álvaro Uribe que durante 8 años de mandato de Santos se dedicó a la oposición extrema desde su cuenta de Twitter.
Este adiós es una despedida con incógnita. La despejaremos con el paso de los meses y con lo que vaya pasando en sus cuentas de redes sociales.
Por ahora, hello, Biden!
Director: Habib Merheg Marún