La tierra se sacudió en la madrugada con fuerza destructora y el sismo de 7,8 grados en la escala de Richter derribó cientos de edificaciones atrapando a un número indeterminado de personas que a esa hora todavía dormían. Una réplica de 7,6 grados hizo que la catástrofe fuera aún peor.
Turquía y Siria, los dos países más afectados, sumaban en la mañana del lunes, 2.000 muertos y más de 7.000 heridos, pero al decir de las autoridades, esas cifras subirán con el paso de las horas en la medida que los cuerpos de rescate avancen en sus tareas.
Fueron 30 segundos de terror que a las 4:17 de la mañana despertaron a la población. Su epicentro se ubicó en la región de Kahramanmaras a 600 kilómetros de la capital, Ankara.
Las autoridades turcas reportan más de 2.800 edificaciones destruidas por lo que el número de víctimas seguramente crecerá en las próximas horas.
El último terremoto en la región se presentó en agosto de 1999 y tuvo una intensidad de 7,4 grados. En esa ocasión, el número de muertos fue alrededor de 17.000, produjo 45.000 heridos y dejó sin hogar a más de 500.000 personas.