En el sector del Alto de Samaria de Manizales, no hay energía eléctrica ni acueducto. Tampoco tienen alcantarillado y la guadua es el material de construcción que predomina tanto como la pobreza de sus habitantes que, empujados por amargas realidades sociales, encuentran en esta zona de invasión la forma de sobrevivir y construir lo más parecido a un hogar.
Hogar como el de la joven María Camila Villada y su hijo de 2 años Maximiliano Restrepo Villada que murieron consumidos por las llamas la noche del 4 de diciembre cuando las llamas consumieron varios cambuches del sector. Con ellos vivía el hermano de María Camila, Jeison Matías Gómez, que también perdió la vida.
Para los bomberos llegar hasta el incendio no fue tarea fácil dadas las condiciones del barrio cuyos habitantes rechazan la versión de que la causa del incendio habría sido un corto circuito: no tienen servicio de energía eléctrica.
Solo a las 2 de la madrugada del 5, los bomberos lograron controlar el incendio.