Carmen Blandin Tarlenton tiene dos opciones: aceptar otra donación o que reconstruyan su rostro, quedando con las quemaduras que su exesposo le causó en 2007.
Hace un mes, los médicos descubrieron que el tejido del rostro que recibió empezó a morir.
Carmen, ahora de 51 años, dice que su vida cambió desde el trasplante: aprendió a tocar piano, banjo, bajó de peso, empezó a hacer ejercicio, escribió sus memorias y se reúne con gente para hablar de su experiencia.
Vive en Manchester, pero actualmente se encuentra en Boston a la espera de decidir la mejor opción para su nueva vida, ya que antes del trasplante tomaba varios medicamentos para enfrentar el dolor de las quemaduras que le causó su exesposo.
El hombre, de quien ya estaba separada, la golpeó con un bate y le roció un líquido corrosivo que quemó el 80% de su cuerpo y la dejó legalmente ciega.
Pese a que le trasplantaron una córnea sintética que le permitió recuperar la vista por el ojo izquierdo, esta también empezó a fallar.
Los médicos dicen que varios de los pacientes que han sido sometidos a procedimientos de cara eventualmente tendrán que prepararse para una nueva cirugía, como es el caso de Carmen Blandin Tarlenton.
Director: Habib Merheg Marún