Desde las épocas de alias “Guacho”, el guerrillero que no se desmovilizó y siguió con su grupo en la zona de frontera con Ecuador, no se habla de cómo el narco y su capacidad de abrirse paso para conseguir sus objetivos afecta al país vecino.
“Guacho” fue el responsable del secuestro y asesinato de un grupo de reporteros ecuatorianos lo cual desató la persecución de las fuerzas militares de Colombia que lograron darlo de baja semanas después. Pero como suele suceder, la muerte de un criminal no acaba con el crimen y en la zona fronteriza la actividad del narcotráfico se intensifica dadas sus características favorables para el negocio: selva, laboratorios, costa…
Guayaquil es el principal puerto ecuatoriano y este año ha padecido mas de la mitad de los atentados con explosivos que han aterrorizado al país: 72 de 140. El último, dejó 5 muertos y daños en varias decenas de casas. Todo apunta a la presencia de bandas de narcotraficantes que, al mejor estilo de sus pares colombianas, saben el poder de sumisión que en la población produce el terror.
Ecuador pasó en pocos años a ser sede de violentos grupos que trafican con cocaína desde Guayaquil hacia Europa y Estados Unidos buscando evadir los controles de Colombia, pero, ante todo, buscando que su mercancía no llame tanto la atención en los muelles internacionales como sí lo hace toda la que lleva como puerto de salida algún terminal colombiano.
Poco a poco pareciera que Ecuador anda el camino que recorrió Colombia. Los 140 atentados con explosivos de este año así lo anuncian.