Por @EscribidorMao
Lo interesante de una contienda electoral, es el análisis de los programas de gobierno que cada candidato expone, en la búsqueda de las soluciones que amerita el país.
Los debates son esperados por la sociedad para confrontar las ideas de uno con las del otro, para ver el compromiso de cada candidato con la nación y la estrategia con que llevará a cabo su programa de gobierno.
Infortunadamente para Colombia, llevamos más de 30 años escuchando promesas falsas, cuyo objetivo primordial es la consecución de votos y llegar al poder a toda costa, porque al fin y al cabo, las falsas promesas no tienen repercusiones legales a los candidatos, esto quiere decir que, sin importar el tamaño de la mentira, nunca habrá una sanción legal contra aquel que no cumpla lo prometido.
Pero la derecha ha perdido la confianza de la ciudadanía, hoy vemos a un presidente Duque aprobando el fracking, cuando en campaña aseguró que no seguiría este camino, los impuestos se dispararon para los más pobres, el desempleo por las nubes y en general el país vuelto nada, mientras sólo una pequeña minoría de empresarios, amigos del gobierno, aseguran que la economía va por muy buen camino.
Ya nadie cree en esa derecha engañadora, embaucadora que bajo un discurso de seguridad nacional, nos invita a votar con ellos para evitar la llegada del socialismo. Ya ese discurso no les funciona, sus programas de gobierno son copias baratas de las propuestas de Petro y ante esa impotencia, sólo queda un camino: Destrozar la imagen del opositor con absurdas acusaciones.
María Fernanda Cabal
La Senadora Cabal ha sido la fiel muestra de una persona llena de odios contra las clases menos favorecidas, para ella, defendiendo los principios del Centro Democrático, todo aquel que reclame los derechos fundamentales que describe la constitución colombiana, es un socialista en potencia, porque a su juicio, la desgracia del pueblo obedece a la vagancia de sus habitantes y no a los altos índices de corrupción.
Mientras la prensa independiente demuestra los nexos de los militantes de su partido a las fuerzas paramilitares, los contratos ilegales y los desfalcos de los representantes de este partido, la senadora sale en las redes atacando a una mujer afro que, demostró con su votación, tener propuestas de país para mejorar la situación crítica de las comunidades negras e indígenas.
Esa es la única estrategia del Centro Democrático, acusar a una lideresa negra por llamarse Francia, acusarla por su apariencia física, porque no encaja en la foto de gente de bien, atacarla porque viste de manera colorida, propia de su cultura, pero eso todo, no pueden acusarla de corrupción, de haberse robado un peso, de haber favorecido una ley para los bandidos empresarios, sólo se quedan en ataques propios de una novela barata de poco audiencia.
FICO Y SU VISIÓN
Acorde a Federico Gutiérrez, el país va muy bien y estará mejor cuando él sea presidente. ¿Cómo puede un candidato presidencial de esta Colombia dolida, decir que todo está bien? ¿De dónde puede sacar una expresión tan absurda en un país sumido en la desgracia del contratismo y la corrupción?
Lo triste del asunto es que, producto de esa ignorancia política, la ciudadanía termina prestando atención al enfoque global que se centra en la conversión de Colombia en una Venezuela cuando un análisis simple nos permite ver con lujo de detalles que materia de política Colombia ha adoptado los mismos parámetros de Venezuela. Tenemos a los entes de control bajo el dominio del presidente, un congreso que producto de la mermelada acepta, aprueba y defiende las políticas de un gobierno legislando para los poderosos. Un sistema de justicia que no permite a las cortes tocar a ciertos personajes ¿Qué diferencia tenemos con la Venezuela de Maduro?
más de lo mismo
Lo que falta de campaña para las presidenciales no será distinto a lo que vemos hoy, ataques personales contra Petro y todos aquellos que sigan la línea del progresismo, propuestas de la derecha débiles y sin sustentación. Señalamientos por el color de cabello, la camisa de Petro, los zapatos del candidato o cualquier otra ridiculez que se pueden inventar los directores de campaña para ganar votos a través de la descalificación de los opositores.
Se quedaron sin argumentos, sin opciones de soluciones, sin candidatos coherentes, sin propuestas reales … sólo les queda atacar, generar miedo y esperar que los ingenuos sigan al innombrable por convicción y no por raciocinio. Así de mal estamos.