El presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdimuhamedov, un gobernante de carácter fuerte y autoritario, ha ordenado en su país prohibir el uso de la palabra Coronavirus (COVID-19) y todo aquel que haga mención de esta palabra o hable del virus, puede ser llevado a la cárcel y ser juzgado por extremista. El país asiático alardea ser uno de los pocos lugares en donde no hay casos confirmados de Covid-19, pero la realidad es que esto se debe a la censura oficial.
Es tan grave la situación, que aquellos que se atrevan a usar tapabocas en las calles o sea sorprendido por las autoridades, será enviado a la cárcel por desacato de una orden presidencial.
El presidente de Turkmenistán, es reconocido por ese vídeo con Vladimir Putin, cuando en su visita a Rusia, le obsequió un perro propio de su país, pero a Putin le molestó la manera que lo cargaba, tomándolo de su piel y Putin que se lo arrebató para consentirlo.
“Las autoridades turcomanas han estado a la altura de su reputación al adoptar este método extremo para erradicar toda información sobre el coronavirus”, declaró este martes Jeanne Cavelier, responsable de la sección de Reporteros sin Fronteras para Europa del Este y Asia Central.
Hablar del coronavirus está prohibido en el país. Si un ciudadano, por ejemplo, llegase a pronunciar la palabra «coronavirus» mientras espera, digamos, el autobús en Ashgabat, la capital, hay muchas posibilidades de que sea arrestado. Lo mismo ocurre con quienes utilicen un tapabocas al salir a las calles.
Los medios de comunicación del país, controlados por el Estado, no pueden pronunciar o publicar la palabra y la información sobre el nuevo coronavirus también fue eliminada de los folletos de salud del gobierno que se distribuyen en lugares de trabajo, hospitales y escuelas.
«Esta negación de información no sólo pone en peligro a los ciudadanos turcomanos más expuestos, sino que refuerza el autoritarismo impuesto por el presidente Gurbanguly Berdymukhamedov«, añadió Cavalier en un comunicado.
Director: Habib Merheg Marún