Por Mao Escribidor
Después de casi dos años de trabajo de la JEP, finalmente este organismo de justicia anuncia que mañana Jueves 28 de Enero, imputará cargos contra las FARC por el delito de secuestro, hecho que generará mucha prensa en el país, producto de las expectativas del Centro Democrático que en todo este tiempo ha estado en contra del proceso.
¿Qué significa esto?
Hay dos maneras de analizar esta decisión de la JEP. Por una lado, podría tratarse de la constante presión que está ejerciendo el exsenador Álvaro Uribe Vélez para lograr desestabilizar a la JEP que, sin importar las decisiones que tome, serán atacadas para desprestigiar el proceso de paz.
La segunda opción es menos viable, la cual sería que la JEP por iniciativa propia decide imputar cargos a las FARC por secuestro, esperando obtener un resultado positivo, que levante su imagen deteriorada.
La Llegada de los Extraditados
Aquellos paramilitares que fueron extraditados por narcotráfico, están llegando al país después de haber pagado su deuda con la justicia de los Estados Unidos, pero muchos de ellos, a su llegada, deberán enfrentar los cargos y delitos que cometieron en nuestro territorio, lo cual pondría en riesgo a un círculo político, que tuvo nexos con los grupos paramilitares y las autodefensas.
En manos de ellos se encuentra mucha información que pondría a ciertos personajes de la política nacional, en el estrado para afrontar sus culpas, de ahí la necesidad de destruir y desprestigiar a la JEP para evitar que muchos sean juzgados por delitos como desapariciones, asesinatos y desplazamientos de la población civil.
El Poder de Álvaro Uribe
Se creyó, equivocadamente, que tras la imputación de cargos contra el exmandatario Álvaro Uribe, el jefe máximo del uribismo se retiraría de la política, pero para sorpresa de todo el país, la imputación de cargos sólo despertó la motivación del exsenador, para armarse de argumentos para seguir adelante y no dejar a un lado su poder político.
Tras la muerte de Carlos Holmes Trujillo, quien era el alfil de Uribe para las nuevas elecciones de 2022, las cosas cambian radicalmente y ahora Paloma Valencia suena como la opción más cercana al expresidente, aunque él tiene claro que la senadora Paloma Valencia no tiene la experiencia para el cargo y que, a final de cuentas, falta mucho para que Colombia entregue la Casa de Nariño a una mujer, en especial cuando la vicepresidente Marta Lucía Ramírez no ha demostrado hasta la fecha, una imagen positiva de las mujeres en los altos círculos del gobierno.
Destruir el acuerdo de paz es el objetivo más importante para el Centro Democrático por el riesgo que implica escuchar la verdad sobre las muertes y desapariciones en el país en las últimas décadas.
Mientras el poder en el congreso esté en manos de los partidos de gobierno, difícilmente podrá avanzarse en un proceso de verdad y reparación.
Mao Escribidor