Habib Merheg Marún

La justicia colombiana adelanta actualmente el juicio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez y todo el mundo puede ver, en vivo y en directo, cómo se desarrollan las audiencias.

Hasta ahí, el anterior párrafo no pasa de ser un simple encabezado. Pero si se examina juiciosamente y por partes, puede medirse la verdadera magnitud de lo que está sucediendo.

Para examinarlo detenidamente, puede fraccionarse así:

La justicia colombiana / adelanta actualmente el juicio / contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez /y todo el mundo puede ver, / en vivo y en directo, / cómo se desarrollan las audiencias.

Primero: “la justicia colombiana”. Sí, es nuestro aparato de justicia y no un tribunal extranjero ni una ONG, la encargada de adelantar el proceso. Un proceso cargado de intereses, largo, extenuante que ha puesto a prueba la capacidad del sistema jurídico colombiano tan vilipendiado en ocasiones.

Segundo: “adelanta actualmente el juicio”. No es una indagatoria, una versión libre ni una audiencia de acusación, no. Es un JUICIO con todas sus letras y con todas sus consecuencias al que acuden víctimas, acusado, abogados de ambas partes, jueza, Procuraduría y, por supuesto, la Fiscalía que es quien acusa. Todos haciendo uso de las herramientas que la ley y la Constitución les permiten al punto que la defensa ha entutelado a la jueza, recusado a la fiscal, se han pronunciado los tribunales y el proceso avanza.

Tercero: “contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez”. El juicio no tiene como acusado a cualquier colombiano, no. Es nada más y nada menos que a uno de los expresidentes más populares de la historia reciente, que mantiene un poder político innegable y cuenta entre sus abogados con 2 de los penalistas más afamados del país.

Cuarto: “y todo el mundo lo puede ver”. Aquí no hay censura ni prohibiciones. Cualquier persona con acceso a internet puede conectarse y ver las audiencias cuya transmisión de televisión es originada por el propio sistema de justicia desde el complejo judicial de Paloquemao lugar donde se adelanta el juicio. Hay algunos medios que también lo tienen al aire y otros que, además de lo anterior, lo van comentando.

Quinto: “en vivo y en directo”. No hay posibilidad de quitar ni poner nada que no ocurra en las audiencias pues la transmisión es en vivo y en tiempo real.

Y sexto: “cómo se desarrollan las audiencias”. Estamos acostumbrados a los juicios de las películas o series que nos muestran la realidad alterada pues en nuestra vida real no hay ni testigos de última hora, ni pruebas que aparecen por sorpresa y, menos, salas de audiencias majestuosas. Lo que sí hay -como en las producciones mencionadas-, es el derecho de las partes a objetar. ¡Objeción!, exclama cada interesado y la jueza determina si “hay lugar” a la misma o no, luego de que quien la pide explica brevemente sus razones. Los interrogatorios a los testigos son largos y los contrainterrogatorios, calculados, igual que los re-contrainterrogatorios. Todo en un ambiente de tenso respeto bajo la batuta de una jueza que hasta ahora se ha mostrado firme y no ha permitido que las audiencias las maneje alguien diferente a ella.

Casi todos los medios han estado ocupados en otros temas y muchos opinadores han pasado de largo este hecho trascendental para el país más allá de quiénes sean sus protagonistas. Para mí, es el aparato de justicia el verdadero protagonista principal porque ha podido demostrar que funciona bien y no le quedan grandes retos como juzgar a un expresidente.

Habib Merheg Marún