OPINIÓN: KICO BECERRA
De acuerdo con la guía gastronómica internacional de Taste Atlas, la cuarta delicia gourmet mundial es el Pandebono vallecaucano.
Como rey del Pandebono (trono indiscutible ganado gramo a gramo de consumición de ese manjar celestial, después de amplio y arduo recorrido por tiendas, panaderías, casas de familia e incluso lujosos hoteles), coronado orgullosamente, por unanimidad, me siento complacido, pero no satisfecho, con ese honroso reconocimiento.
Sin duda, estar por encima del pan francés, el croissant, el panettone, el bagel, el pretzel, el pan pita, el naan, la focaccia y otros encopetados panes que, nos miraban con desdén, para nosotros los adoradores del pandebono, nos hace sentir complacidos.
Genoveva, cocinera de la Hacienda el Bono, en el Queremal, Dagua, Valle del cauca, inventora de esa alquimia de harina de yuca, harina de maíz, huevo y queso salado, debe estar a la diestra de Dios padre, celebrando este reconocimiento internacional.
Mi malestar como Monarca del Pandebono, está en la duda de si, los votos de los jurados fueron contados por la Registraduría de Alexander Vega; mi certeza de que Rusia influyó, como lo hizo con Lula y Petro, en el resultado y; por eso, quedamos de cuartos y no de primeros como, sin la menor duda, merecíamos ser.
Voy a convocar un firmatón para pedir que se recuenten los votos y, mientras, seguiremos seguros de que el Pandebono es el maná celestial que, Dios envió a su pueblo.
Ñapa: Ojo con los blasfemos que están falseando al Pandebono, echándole adentro dulce de guayaba; ese es un anatema imperdonable ante los ojos del creador.
Ñapita: Pandebono arenoso y espolvoreado, no es auténtico; esas son características de los bizcochos de achiras.
Mi recomendación, para los que tienen paladar refinado y culto, es acompañar la dosis mínima de dos pandebonos con un vaso de lulada bien fría.