La fama tiene a veces consecuencias que a cualquier mortal jamás lo tocarían como ver su relación sentimental expuesta en todos los medios. El caso de Shakira y Piqué cuya separación apenas inicia, promete llenar páginas y páginas y horas y horas de la prensa y la televisión del mundo sin contar la extensa difusión que el asunto tendrá en redes sociales.
En personas del común, una separación no pasará de contarle a la familia, acordar el manejo económico si es el caso o cómo se repartirán el tiempo con los hijos. Algo tan íntimo y personal como el matrimonio mismo.
Pero cuando se trata de los famosos, la sociedad se cree con derecho a esculcar hasta los detalles mas íntimos y ahí aparecen los medios listos a alimentar esa especie de morbo a punta de platos cuyo ingrediente principal es el chisme.
“Shakira y Piqué” en cualquier motor de búsqueda produce cientos de miles de resultados que van desde los posibles sustitutos que cada uno tendría hasta el anuncio de la producción de una serie televisiva sobre sus vidas, pero, sobre todo, sobre su separación. Todo presumido por los redactores, los periodistas o los tuiteros porque hasta el momento ninguno de los dos implicados ha hablado sobre el tema.