En 1996, cuando Álvaro Uribe era gobernador de Antioquia, Santoyo fue nombrado Comandante del Gaula de Medellín, departamento en donde se presentaban los más altos índices de secuestros de todo el país. Santoyo logró generar el mayor número de rescates, producto de sus nexos con paramilitares en toda la zona. Así se ganó la fama a nivel nacional y sus rescates fueron exaltados por Uribe.
Por eso Uribe pensó en él cuando diseñó su primera campaña para llegar a la presidencia en el 2001. Según una fuente que reveló Semana en su edición del 12 de agosto del 2002 «El grupo base era muy chiquito. Alicia Arango y Sandra Suárez, llevaban la agenda, Ricardo Galán y un camarógrafo para los medios, y Santoyo«.
A partir del 7 de Agosto del 2002,uribe lo nombra su Escolta Personal, cargo que le permitía no sólo estar al lado del presidente, sino de recorrer los pasillos de la Casa de Nariño y enterarse de los secretos más profundos del presidente y usarlos de manera sigilosa para elevar su grado de confianza entre los círculos más cercanos a la presidencia. Era el ojo que veía todo y escuchaba lo que ocurría en los distintos cuartos de la Casa Presidencial. Poco a poco se fue creando una imagen muy poderosa de este general.
En la época del narcotráfico, fue el encargado de llamar a los capos más grandes para advertir sobre operativos que estaban a punto de realizarse y así recibir millones y millones de propinas de la mafia por haber evitado la captura.
¿Era Uribe consciente de las
andanzas del General Santoyo?
Por supuesto que Santoyo negó todo vínculo para no manchar el nombre del presidente Uribe.
Cuando el juez leyó el documento en marzo del 2012, los asistentes describieron el relato como espeluznante. Se aseguraba que el general y escolta personal de Alvaro Uribe “Suministró apoyo y recursos materiales entre el 31 de diciembre de 2011 y el 28 de noviembre del 2008 a las Autodefensas Unidas de Colombia.
A finales del 2001 el General conoció a alias Rogelio, cabecilla de la Oficina de Envigado. Carlos Mario Aguilar se entregó en el 2008 y logró un acuerdo con las autoridades de los Estados Unidos dando información que involucraba a Santoyo y recibiendo a cambio una condena de siete años, una suma ridícula teniendo en cuenta las toneladas de cocaína que envió a los Estados Unidos. Fue tanta la información que Estados Unidos llegó a contemplar la posibilidad de que, después de cumplir la pena, se quedara a vivir en Miami, algo que consiguió desde el 2016.
A Santoyo, con las pruebas que Estados Unidos tenía en su poder, no le quedó otro camino que confesar. Cuando se habla de “apoyo y recursos materiales” entregados a las AUC se refería a que, siendo jefe de seguridad de la Casa de Nariño hizo interceptaciones ilegales a periodistas o funcionarios críticos con los paramilitares.
En noviembre del 2012 fue condenado por una corte de Virginia a 13 años de cárcel. Una vez concluyó el pago de la condena, Santoyo regresó al país deportado en abril del 2019. De inmediato fue a dar a la cárcel. Lo esperaba la justicia colombiana para dar cuenta de la desaparición de Claudia Patricia Monsalve y Ángel José Quintero, miembros de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos Asfaddes.
Permanece en la Cárcel La Picota de Bogotá, donde recibió esta semana una nueva acusación. La Fiscalía de Francisco Barbosa le dictó medida de aseguramiento por presunto enriquecimiento ilícito y lavado de activos. Santoyo había acumulado un capital de $6.193.415.576 en un periodo en el que su ingreso era el del salario de un general de la policía. Santoyo deberá explicar el origen de unos recursos provenientes muy seguramente de transacciones con paramilitares y narcotráfico, actividad de la que fue acusado en Estados Unidos. La doble vida del jefe de seguridad y hombre de confianza del ex Presidente Uribe que se revela cada día con nuevos detalles es una mala noticia para muchos involucrados en la estrategia antisubversiva de la seguridad democrática.
‘Sólo en un país como Colombia,
se puede pensar que el general
Santoyo no trabajaba bajo las
órdenes de Álvaro Uribe’
Director: Habib Merheg Marún