Opinión: Kico Becerra
Lindo y ejemplarizante debate entre dos adalides de la política Nacional, Petro y Uribe.
Gritos, introperios, señalamientos de ser sicarios y asesinos; dignos de una riña de verduleras en plaza de mercado.
Que diferencia entre los enfrentamientos de líderes de épocas pasadas, donde con la misma ardentía, se dabatía, pero usando palabras y comparaciones de altura, lucidez e inteligencia.
Laureano y Echandía comparaban, para ofenderse, a su adversario con Bucéfalo o Babieca, equinos de Alejandro Magno y El Cid.
Ahora se señalan de sicarios y asesinos y, pretendemos que los niños debatan con argumentos en búsqueda de acuerdos que los lleven a la convivencia pacífica y el orden.
Líder que incita a la violencia, consigue violencia.
Como si eso fuera poco, el árbitro de esas vergonzosas tropelías en el Congreso, es el bachiller Macías, solo ve las ofensas de un protagonista y aplaude las desfachateces de su jefe. Otro pésimo ejemplo de lo que deben hacer los mediadores o jueces.
¡¡El mal ejemplo cunde, decían los viejos!!
Ojalá nuestros dirigentes políticos entiendan que, esa manera de proceder está errada y corrijan sus formas bestiales de tratarse en sus debates.
Sé que es pedirle peras al olmo, pero hay que desearlo por lo menos.
Ñapa: Los defensores de ambos protagonistas los defienden con los mismos argumentos: El otro comenzó y se lo merece.
Quien se baja al nivel de su adversario indigno, se vuelve igual de indigno.