Por @EscribidorMao
Llegamos a ese punto de las campañas políticas, en donde el ‘chisme’ se convierte en la arena de pelea por parte de los candidatos, así las cosas, vivimos un novelón mexicano que parece no tener fin.
A diferencia de otras contiendas electorales vividas en este potrero llamado Colombia, en esta ocasión las cosas se han puesto color de hormiga para la derecha y los partidos tradicionales que, les guste o no, terminan aceptando que las encuestas dan por ganador a Gustavo Petro, pero en este potrero todo es posible, en especial cuando las mafias políticas tienen el recurso para transformar realidades.
A mi juicio, Fico representa la imagen apropiada de esta Polombia actual, sólo basta ver su rostro, su estilo de cabello y apariencia personal, para entender que tal cual se ve el candidato, es el reflejo perfecto de este país tirado al abandono y el importaculismo.
Fico es el reflejo en el espejo de una sociedad que ya perdió el interés de verse bien, él es el reflejo de una sociedad tirada a la chabacanería y esa imagen, lejos de acercarlo a la sociedad, lo convierte en lo más cercano a la imagen de un indigente adicto al boxer.
El Centro Democrático debe tragar grueso por cada foto que se toman con Fico, ellos tan pulcros y estrato mil, mientras su candidato Fico anda desgreñado y en jeans para acercarse más al pueblo.
Las propuestas quedaron en el olvido, ahora todo gira alrededor de los trinos de los candidatos, que si Petro dijo, que si Fajardo se está enfriando más de lo esperado, que si el ingeniero tiene detrás a Uribe y que Fico es el candidato independiente que no representa al Centro Democrático.
A eso llegamos y ahora entiendo los motivos por el cual Petro no asista más a los debates, porque los que alguna vez fueron debates serios sobre propuestas, hoy parecen programas de la Negra Candela, en donde el chisme se ha convertido en el eje de la discusión.
Hasta ahora todas las campañas están concentradas en joder al adversario a través de rebuscar cosas del pasado para opacar la imagen del otro y hacerse más popular entre los seguidores de los medios y las redes sociales.
Dejó de importar el desempleo, la economía, la educación, ahora sólo importa buscar la manera de cagarse en el otro y ganar adeptos por su valiosa investigación. Esa es la Polombia que se niega a evaluar su futuro y le importa más el chisme.