Cuando Emilio Tapia se entera que la justicia está siguiendo sus pasos, el estratega de la corrupción se interno en la Clínica La Misericordia en Barranquilla, acusando estar viviendo un lapsus de estrés y ansiedad.
las clínicas son la puerta de escape de los bandidos
Por lo visto, las clínicas se han convertido en la puerta de escape de aquellos que tienen deudas con la justicia, así ha quedado demostrado en los últimos días, cuando personajes como Emilio Tapia y Enrique Vives se internan privadamente y por cuenta propia en clínicas privadas para evadir su captura.
Sus planes se truncaron, este martes, 21 de Septiembre tuvo que comparecer ante una audiencia virtual en donde la Fiscalía le imputara cargos y legalizará su captura. Tapia regresó a los estrados judiciales en compañía de penalista, Alejandro Sánchez, conjuez de la Corte Suprema, y abogado de confianza del gobernador del César, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, y con quien logró lo impensable: absolverlo de 5 años de cárcel.
Antes de su captura, Tapia se movía con fluidez en Barranquilla. Aunque se encontraba pagando una condena de 7 años por ser el cerebro del Carrusel de Contratación de Bogotá, gracias a un principio de oportunidad que negoció con la Fiscalía, se le otorgó el beneficio de casa por cárcel. Sin embargo, merodeaba de nuevo en la contratación pública que terminó implicándolo en un nuevo escándalo de corrupción en la contratación pública.
La presencia de Tapia en Barranquilla no se podía ocultar y ya era de conocimiento público en donde vivía. Esto lo llevó a tomar la decisión de mudarse a Medellín. Según reveló el diario El Colombiano, Tapia buscaba alquilar una casa en Llanogrande, con pesebreras y un espacio para sus escoltas que costara mínimo 20 millones de pesos mensuales. Sin embargo, su captura lo tomó por sorpresa y sus planes de mudanza al Oriente Antioqueño se truncaron.