En 2012 nacieron 81.235 niños cuyas madres tenían menos de 18 años. En 2022 esa cifra bajó a 45.690, un 43.8% menos lo que sin duda es una cifra positiva sobre la cual se pueden sacar conclusiones interesantes.
Más allá de la disminución total de nacimientos, el reporte del DANE visto por partes, refleja, en el caso de las madres menores de edad (adolescentes y, aun niñas), que algo bueno se ha hecho en estos 10 años para prevenirlo, que lo que se hizo funciona y que se debe insistir para bajar más la cifra que sigue siendo altísima.
Porque se ha demostrado de todas las formas que un embarazo en menores de edad es un asunto problemático para ellas, para los hijos producto de esos embarazos y para la sociedad en general.
Las campañas de prevención de embarazos en adolescentes que durante años fueron inútiles, por fin dieron, según el DANE, una respuesta positiva con cifras gratamente sorprendentes como las de Bogotá que en 10 años redujo la cifra en 73.1%, Caldas en 62.3%, Valle en 61.5% y Antioquia en 53.2%.
Otra cifra interesante del estudio es el nivel educativo de las mujeres al momento de ser madres: en aquellas sin ninguna educación, el número de nacimientos se redujo en 10.5% y en aquellas con educación básica primaria, en un 16,1 entre el año 2021 y el 2022. En aquellas mujeres con mejor nivel de educación (profesionales), el número de nacimientos aumentó en 2,9%.