Opinión : Kico Becerra
A unos meses (2) de cumplir 70 años, vuelvo a mirar atrás para acordarme de lo vieja que veía a la gente que decía tener 70 ó más años.
Lo verraco no es cumplir 70 años; lo duro es llevar a cuestas esos años, sintiendo que sigues siendo el mismo de los 25, pero, con dolor en varias partes del cuerpo al caminar rápido y, con la imposibilidad de saltarse, sin miedo, una acequia de un metro de ancho.
Algunos sentidos del cuerpo humano se empiezan a atrofiar; el oído se convierte en oreja de artillero; el gusto empieza a ser adivino de que te va a dar agriera y de cuántos días te va a durar.
La vista se agudiza, cuando pasan las niñas hermosas, pero, se va perdiendo cuando de leer se trata o cuando se maneja carro de noche, cuando no se sabe si lo que se viene encima es una tractomula o dos motos.
El tacto se vuelve precoz, cuando de pieles se trata, atrofiado para tomar objetos y trasladarlos a otro lado.
Lo peor, sin duda, es encontrarse con los contemporáneos y verles esa mano de arrugas en todas partes ¿será que ellos me están viendo tan anciano como yo los estoy viendo a ellos?
Uno sabe que está viejo cuando se encuentra con gente que inmediatamente le dice: «Cómo está de bien, no le pasan los años”. La cara de mentira se les nota de inmediato.
Y que tal esta hijueputez: «Como está de bien conservado, mi doctor»; «Se ve muy bien». Cada frase de esas lleva su puñalada; quieren decir que, a pesar de lo catanos que nos ven, deberíamos estar más deteriorados.
Otra afirmación lacerante es: «Se le ve muy bien ¿cuántos años es que tiene? Te quieren ver más viejo los malpas y uno, sabiendo la verdad, contesta: Muchas gracias, cuando les quisiera contestar: A vos que te importa, andá a mirarte al espejo, tetra…»
En estos meses que me faltan, antes de subir al séptimo piso, pienso seguir gozando los 69 que me quedan y, les iré contando mis experiencias de ir llegando a ser un adulto mayor, como ahora, eufemísticamente llaman a los viejos.
Una sola cosa les adelanto: La carrocería puede estar achacada, pero, el computador sigue siendo de última generación; eso es lo paradójico de la vejez: Te sigues sintiendo joven, metido en un cuerpo desgastado. Del cardán y del exosto de esta cancana, cacharro que llaman, les hablaré en otra oportunidad.
Por eso, hoy entiendo una frase que antes pronunciaba y que solo ahora puedo comprobar en persona: Viejo es el que deja de tener sueños que quiera realizar y el que no está desarrollando un proyecto nuevo.
Lo bueno de tener esta edad es que nadie te puede acusar de acoso sexual, nadie creería esa acusación. Eso, en este momento en que no se pueden ni echar piropos, es una verdadera ventaja. Si te atreves a decir un piropo, te dicen: «Tan lindo el viejito, lástima que ya no ve bien». Está comprobado que las que se enojan con los piropos son las feítas.
Ñapa: La vida ha cambiado tanto que, viejo verde dejó de ser una ofensa para ser una virtud; se es viejo ecológico.