El clásico personaje colombiano dotado de trapito rojo e ínfulas de propietario de calle, parece que hizo falta en un edificio de parqueaderos en Rionegro. Allí, un vehículo traspasó la barrera del estacionamiento, siguió de largo, tumbó el muro y terminó con su tren trasero por fuera de la fachada. Faltó el “¡téngalo!” del personaje.
Dicen las autoridades que no fue ni falta de ayudante de parqueo ni de pericia del conductor, sino una falla en los frenos del automóvil lo que produjo el accidente que no dejó víctimas y sus ocupantes salieron del carro por sus propios medios.
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Ningún seguro cubre lo que en Colombia se llama ser “buñuelo”. Tampoco cubre cuando el señor del trapo grita “¡enderézcalo!” que, así maltrate el idioma, es muy necesario para quienes piensan que el carro vuela…