«Lo que hice estuvo mal porque soy un bruto», esas palabras de Fredy Contreras en el espacio radial nos hace reflexionar sobre una realidad latente en nuestro país: El desespero por un trabajo que nos permita cumplir con las necesidades de todo ser humano, proteger su familia.
En el 2010, Fredy perdió su empleo y llevaba varios días afrontando la crisis normal que cualquier colombiano con mujer e hijos vive, tras no conseguir empleo. Fue tal la desesperación, que se encadenó a un semáforo, se cosió los labios y entro en huelga, pidiendo ayuda para recuperar su vida.
Es la conducta propia de una persona desesperada, en un país en donde las oportunidades laborales son escasas, en donde la clase política es indiferente ante el dolor de sus ciudadanos, pero ante todo, es la ausencia de oportunidades para seguir en la lucha diaria. ¿Cómo mantengo a mi familia si no tengo empleo? Motivo por el cual se incrementa la inseguridad, el narcotráfico e incluso las bandas criminales que proliferan producto de la desesperanza del individuo.
Por supuesto que Fredy fue ofensivo con las mujeres y todos los del gremio de Uber, eso ni él tiene el valor de negar, pero más allá de las ofensas, es el temor de alguien que ya estuvo encadenado a un poste en la miseria absoluta y ahora siente miedo de regresar al mismo agujero. No podemos justificarlo, lo hecho, hecho está.
Lo aterrador es que si usted sale a las calles de Colombia, descubrirá que muchas personas tienen su rostro frío, la angustia nos esta socavando la alegría de vivir, tenemos miedo a perder, a ser abandonados en mitad del camino.
Director: Habib Merheg Marún