No ha pasado el temblor y aparecen en los medios, en boca del vecindario, en redes, tres datos con las que se pretende cuantificar que tan “duro” fue el movimiento y qué tan cerca o lejos se estuvo de morir con la casa encima: el epicentro, la magnitud y la profundidad.
El epicentro es el lugar de la superficie de la tierra en donde el sismo se sintió con mayor intensidad. Para calcular la magnitud, la ciencia estableció una escala que va de 0 a 10 y que mide la cantidad de energía que libera el sismo. Y la profundidad es la distancia que hay entre el lugar donde se originó el temblor dentro de la tierra y el sitio donde se sintió más fuertemente (epicentro).
Conviene conocer los tres datos y no verlos por separado pues su relación marcará la forma como un temblor puede afectar a la población.
Si la magnitud es muy alta en la escala de 0 a 10 pero la profundidad es mucha, las afectaciones en la superficie serán menores que cuando la magnitud es alta y el sismo sucede cerca de la superficie.
Otro dato interesante es la duración del movimiento. El de esta mañana en Colombia fue fuerte (5,6 en la escala, según el Servicio Geológico Colombiano), pero su corta duración no alcanzó a producir daños de importancia.