Lo que parecía una protesta imparable de los indígenas ecuatorianos contra el gobierno del presidente Lasso, concluyó ayer con la firma de acuerdos entre las partes fruto de las mesas de diálogo establecidas con el objetivo de ponerle fin a la protesta.
Fueron 18 días de fuertes enfrentamientos en las calles y en los micrófonos con escenarios ya conocidos en las protestas de los países de la región con marchantes pacíficos en su mayoría y pequeños grupos violentos que desdibujan la naturaleza misma de la acción callejera y que justifican -según la óptica estatal-, la reacción también violenta de los grupos policiales.
Con la intermediación de la Iglesia Católica y luego de varios intentos en que las partes suspendían los diálogos y se levantaban de la mesa, el acuerdo llegó, puso fin a los bloqueos y hará que miles de indígenas de diferentes comunidades regresen a sus territorios y despejen la capital, Quito.
El compromiso básico del gobierno en los acuerdos con los indígenas líderes de la protesta es que las arcas públicas asuman el costo de 15 centavos de dólar por cada galón en los combustibles. El incremento del precio en ese sector fue esta vez como en las anteriores, el motivo principal de protesta por parte de los indígenas.
Ecuador pone fin así a las protestas que guardaron gran parecido con las presentadas en Colombia en 2021 pero con una diferencia fundamental: el gobierno de Lasso decidió dialogar y tomar decisiones, todo lo contrario, a lo decidido por el presidente colombiano que insistió en la represión lo que aumentó el nivel de protestas.