“La mujer del Cesar no solo tiene que ser sino parecer” dice el muy viejo y muy machista refrán a lo que se le podría agregar que sus actos no solo deben ser legales sino atenidos a la moral. Para todo el mundo y más para los gobernantes.
A poco menos de 4 días para que Iván Duque entregue la presidencia a Gustavo Petro, los medios registran lo que han coincidido en llamar “raspar la olla”: contratos y nombramientos a diestra y siniestra en un afán desmesurado que si bien no es ilegal sí deja muchas dudas sobre los motivos y las necesidades de tanta urgencia.
A la fecha aún está por adjudicarse un billonario contrato para el Canal del Dique al cual solo le apareció un oferente que, por demás, está fuertemente cuestionado por las obras a medio hacer que ha contratado antes con el estado. “…a menos de 72 horas de terminar el gobierno (del presidente Iván Duque). Llama la atención que para un proyecto de semejante tamaño, importancia y valor solo una firma haya presentado oferta de la firma Sacyr”, escribió el exvicepresidente Germán Vargas Lleras en la columna de El Tiempo del domingo anterior.
En las últimas 4 semanas, Duque ha garantizado que 11 de sus amigos queden con notaría, otros sigan en juntas directivas de empresas vitales como Ecopetrol y a su círculo más íntimo, escoltas y camionetas blindadas para los años venideros.
A la gobernadora de Atlántico le avaló el lunes anterior una solicitud de préstamo por algo más de 37 millones de dólares, es decir, la Nación será la fiadora de un préstamo multimillonario que será administrado por la gobernación en manos de los Char, sus grandes amigos de la costa. Es la única vez que el presidente Duque avala un préstamo de esa magnitud para una entidad territorial.
Mientras, el presidente sigue despidiéndose en entrevistas diarias con medios diferentes cada día en las cuales repite y repite que todo el gasto de última hora y todos los nombramientos son legales sin darle mucha importancia a que sean éticos.