Por Habib Merheg Marún
El autor del refrán campesino -nunca sabremos a ciencia cierta quién fue, seguramente, esa es una condición de los refranes-, no necesitó graduarse de ninguna universidad para comprender e ilustrar con la frase que casi todos los eventos son cíclicos, que si la panela está barata hoy, mañana no lo estará y por tanto es el momento de sembrar para cosechar a tiempo y obtener ganancias en lugar de abandonarlo todo y solo llorar y llorar.
2021 dejó toda la “panela” por el piso y el pesimismo, que es la más fácil de las soluciones que la humanidad ha podido inventar, tentando a la mayoría a ver las cosas peor de lo que están. O estaban. Porque estamos hablando es del futuro, del 2021.
Todas las informaciones señalan que en 2021 la pandemia dejará de ser tal gracias a la vacunación masiva y el mundo volverá paulatinamente a lo que era en 2019. Ese solo hecho permitirá que la economía mundial se recuperare y los empleos, las ventas, la producción, vuelvan a mover la inmensa y poderosa máquina que a través de la oferta y la demanda, mantiene vivos los mercados.
Muchos dirán que no tienen “semilla” para sembrar. No falta quien tenga la razón y que sus condiciones sean particularmente difíciles. Pero, más allá de disponer de dinero (“Plata nunca hay” dice otro refrán), la mayoría sí disponen de capacidad y ganas de aprender a “sembrar” y estar listos para cuando el momento llegue.
Pues bien. El momento ha llegado. No volveremos a la normalidad en enero ni en febrero, ni en noviembre tal vez, pero lo que sí es seguro es que 2021 será mejor y que los balances del año siguiente cambiarán lenta pero seguramente de rojo a negro.
No solo en la economía. En otros aspectos de la vida nacional, también hay que empezar a sembrar ahora que varias realidades están “baratas”. El proceso de paz y el Acuerdo han sido gravemente depreciados por el gobierno Duque que no ha dudado un instante en atravesarle palos en la rueda. Hay que “sembrar” y “abonar” para defender la conveniencia del acuerdo y el cumplimiento de lo pactado y el respeto de las instituciones.
El año que entra será año electoral en Colombia y, sin pandemia, será la noticia que nos ocupará gran parte del tiempo. Desde ya debemos pensar dónde “sembramos” nuestras preferencias para que en las elecciones de 2022 la cosecha convenga más a la nación.
Tan dañino como el pesimismo o más, es el “optimismo irracional”, ese que hace que la gente se quede quieta esperando que alguna deidad mejore las cosas, que un deseo se convierta en realidad solo por querer que así sea, que el cultivo se haga solo y la cosecha venga por arte de magia. No. Hay que trabajar. El dicho es claro: hay que sembrar. Porque hasta ahora, que se sepa, nadie ha sacado panela de cañas imaginarias.
Director: Habib Merheg Marún