La muy cuestionada central hidroeléctrica de Ituango, Hidroituango, puso en marcha dos de sus unidades y podrá entonces empezar a operar comercialmente, es decir, podrá conectar la energía que produzca al sistema interconectado nacional y facturar lo correspondiente con lo cual, supuestamente, finaliza la etapa de crisis del proyecto.
Supuestamente, porque los problemas continúan. No solo los administrativos que incluyen reclamaciones a aseguradoras y la renovación o cambio de los contratistas actuales, sino los relacionados con la seguridad de la infraestructura y la resistencia o no de la montaña sobre la cual está la represa.
Este último asunto es quizá el más grave pues de fracasar la estructura, las probabilidades de una avalancha de inmensas proporciones, podría llevarse por delante pueblos enteros río abajo hasta sectores muy lejanos de la propia represa. Más grave aún porque tanto los que defienden la resistencia del macizo como quienes la ponen duda, se basan en premisas no del todo sustentadas técnicamente.
Lo cierto es que, si Hidroituango genera energía y se conecta al sistema nacional, el país puede estar tranquilo al saber que el suministro de energía eléctrica estará garantizado. Si la montaña resiste…