En el pasado y aun en la actualidad, ha existido la creencia que a muchas personas las entierran vivas pues dejan de mostrar signos vitales y se procede con su funeral.
Fue lo que le sucedió a la ciudadana china Li Xiufeng, una anciana habitante de una aldea de Guangxi, que vivía sola y que una mañana uno de sus vecinos la encontró en su cama y al notar que no respiraba, procedió a organizar su sepelio pues la señora no tenía familiares que se encargaran de esa labor.
Como manda la tradición en esa zona, el ataúd con el cadáver se debía mantener en la casa por varios días luego de lo cual se procede al entierro del cadáver. Pero al volver a la casa días después, su vecino encontró el féretro vacío y la supuesta muerta preparándose algo de comer en su cocina.
Superando el terror de la escena, corrió a avisarle a su comunidad quienes al llegar a la casa pudieron oír el testimonio de la señora quien dijo que sintió haber dormido por largo tiempo y se despertó con ganas de comer algo.
Las probabilidades de ser enterrado vivo por catalepsia en este tiempo son muy pocas pues existe tecnología para saber exactamente la situación de un cuerpo mas allá de los signos vitales más notorios como la respiración. Pero esa tecnología no está disponible en todos los rincones y pueden presentarse casos como el de la señora Li Xiufeng que se salvó gracias a la tradición de un largo funeral.