Es claro que Colombia no es un país muy conservador en el cumplimiento de las normas de tránsito y esta costumbre ha cobrado muchas vidas de ciclistas producto de la imprudencia de los conductores de carros y buses de servicio público. La norma de respetar el metro cincuenta de distancia con los ciclistas, simplemente no se cumple.
Esa es la norma en Colombia desde octubre de 2016, con la Ley 1811, y aplica tanto para vías urbanas como para carreteras. Pero casos como la muerte de la joven ciclista Danna Méndez, quien falleció el fin de semana arrollada por un camión en Boyacá, evidencian que los conductores del país no cumplen esta reglamentación.
Sergio Higuita, corredor del equipo Education First, quien ahora disputa al Vuelta a España, enfatizó que es necesario el respeto entre conductores y ciclistas en las carreteras y llevar un mensaje de tolerancia en las vías. Otros como Nairo Quintana, Rigoberto Urán, Fernando Gaviria y Miguel Ángel López también se solidarizaron con el hecho.
Danna es el rostro más reciente de un problema que ha cobrado cientos de vidas. Solo en 2018, 428 ciclistas fallecieron en las vías nacionales, según datos de Medicina Legal. Ese fue el año más mortífero para los pedalistas a comparación de 2017 y 2016, cuando esta estadística rondó las 360 víctimas fatales.
Medellín es la tercera ciudad
con más accidentes de este
tipo en una triste lista que
encabezan Bogotá y Cali.
Justamente, para evitar más accidentes de este tipo, es que expertos en movilidad y ciclistas piden que haya una distancia prudente entre las bicicletas y el resto de actores viales.
No es un cuento. Esa distancia se determina con base en un fenómeno físico llamado efecto venturi que, en términos coloquiales, señala que los automotores grandes pueden absorber a objetos de menor masa, como los ciclistas o hasta los motociclistas. Entonces, a raíz de este fenómeno, es que se recomienda guardar esa separación mínima.
Así lo explica el experto en movilidad y profesor de la Universidad de Antioquia, Gustavo Cabrera: “el metro 50 es una distancia que se aplica en la mayoría de países donde la seguridad vial es acogida como política pública”. Y ese espacio es el mínimo que debería tenerse en la reglamentación de movilidad.
Lo ideal, para Cabrera, es que ese trecho alcance los 2 metros o que, en un mejor escenario, los ciclistas tengan un carril propio o una calzada completa, sin tener que interactuar directamente con otros actores de la vía que son mucho más grandes que ellos y pueden ocasionar un accidente. Una meta que se cumple con la construcción de más ciclorutas.
El director de la Fundación Despacio, Darío Hidalgo, comenta que es una longitud que permite que la interacción entre el vehículo y el ciclista sea menos riesgosa. “Cuando se pasa muy cerca los vehículos pesados generan una turbulencia que puede llevar a que el ciclista se caiga o sea ‘atraído’ por las ruedas del automotor”.
A juicio del exdirector de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Alejandro Maya, es necesario estimular a las autoridades para que se emitan unas sanciones correspondientes de cara a la Ley, cuando no se guarda la distancia entre estos actores viales.
Director: Habib Merheg Marún