Opinión: Kico Becerra
¿Y ahora con qué nos vamos a amargar la vida? Esta parece ser la consigna de muchos Colombianos, cuyo único gozo es pronosticar tragedias y agrandar al máximo los problemas del mundo.
Para ellos el resultado electoral fue una catástrofe, preludio del advenimiento del desaparecido comunismo, que no existe sino en la imaginación de quienes viven anclados al pasado.
Vayan a China y Rusia, para que vean el gran desarrollo, de esos otrora países comunistas y ahora regidos por las leyes del mercado capitalista. Allá sí hay verdaderos ricos.
El mundo está en ebullición, es el inicio de la era del ciber espacio. Los celulares y la redes sociales son los dueños de la comunicación. Los periódicos no influyen en casi nada.
Este comienzo de la ERA cibernética es traumático, como fue la del inicio del Renacimiento y la era de la Revolución Industrial.
En lugar de estar amargados y de estar agorando desastres, disfruten de ser testigos de los más grandes cambios de la historia de la humanidad. Agradezcan estar vivos, viendo y participando de estos avances y naturalmente algunos aparentes retrocesos.
Somos los seres humanos que hemos sido testigos de esta evolución sin antecedentes en tan corto tiempo. Vimos convertir el caduco comunismo y el salvaje capitalismo, en una amalgama imposible de predecir hace 40 años: El socialismo capitalista de China y de Rusia.
Disfrutemos de este privilegio generacional que, será envidiado por las generaciones venideras. Aceptemos los cambios. Colaboremos en aportarle humanismo a esta evolución. Disfrutemos de esta transición, dejemos atrás los pesimismos atávicos y la caduca polarización.
Aprendamos de los jóvenes, sus luchas por un planeta mejor que nosotros se los destruimos. Gocemos de sus habilidades cibernéticas. Involucrémonos con ellos. Seamos actores de esta maravilla de revolución evolutiva y dejemos de ser aburridos criticones, optimistas del pasado.
Ñapa: Escribo para hacer pensar, no para convencer ni para imponer. Gracias por leerme.
Director: Habib Merheg Marún