Por @EscribidorMao
Para la OCDE, Colombia es el país con mayor crecimiento y recuperación del empleo de todo Latinoamérica, pero la realidad, Colombia se ubicó en el primer puesto con una tasa de 51.3% por encima de Brasil con el 33%, México 31.9%, Gracia con 31.9% y Turquía con el 30.2%.
¿Recuperación del Empleo?
Antes de la pandemia, Colombia presentaba una cifra alta de trabajadores independientes que acorde al DANE llegaba cerca al 51% de la población nacional. ¿Qué significa esta cifra? Que uno de cada dos colombianos se inventó por cuenta propia una forma de subsistir y conseguir recursos propios producto de las altas cifras de desempleo.
En palabras más simples, los colombianos
tenemos esa valiosa cualidad de rebuscarnos
la papa en las crisis más duras del país.
La señora de las arepas en la esquina de barrio, el vendedor de bebidas energéticas en el semáforo, el que compra mercancía de contrabando para vender puerta a puerta y millones más de supuestos empleos independientes no representan un avance en la tasa de desempleo, sino en una medida netamente individual de los ciudadanos para salir a buscar el sustento diario.
La tasa de desempleo está por las nubes y el gobierno busca maquillar las cifras para quedar bien y generar una imagen de economía saludable ante posibles inversionistas del mundo. Lo grave del asunto es que bajo la nueva reforma tributaria, los inversionistas deberán afrontar impuestos más altos para quienes se arriesguen a invertir en el país.
ECONOMÍAS Clandestinas
Las políticas económicas de Colombia son bastante rigurosas para los empresarios, básicamente cuando alguien en el país crea una empresa, tiene un socio llamado gobierno al que debe entregarle cerca del 55% de sus ingresos cuando a usted le va bien, pero este socio obligado de todo empresario colombiano, deberá aceptar sus pérdidas por cuenta propia cuando las cosas no salgan como usted esperaba. Mejor dicho si a usted le va bien el gobierno le quita el 55% de sus ingresos, pero si pierde en su apuesta, la perdida es solo suya y aún así le debe al Estado.
Por esta razón tan simple, la gente del común evade todo intento de crear empresa, porque todo intento de sanear su negocio clandestino, implica pago de multas y la aceptación de un socio tapao que cobra, si o si su cuota de manejo y legalidad sin importar las limitantes del empresario.
Todo esto genera un ambiente de desconfianza en la ciudadanía, el señor de la panadería hará lo posible para no reportar sus ventas reales para evitar el pago abusivo de impuestos y esta conducta la asumen todos los empresarios, grandes y pequeños, que ven al Estado como un enemigo comercial, que busca desangrar a las empresas, lejos de ayudarlas a generar nuevos empleos.
la informalidad
El gobierno juega una doble cara: No le gusta la informalidad, pero se apoya en ella para demostrar que la tasa de desempleo ha disminuido considerablemente.
Un ejemplo claro es el de los vendedores ambulantes en Bogotá, a los cuales se les permite tener su carrito de venta de frutas, pero cuando sale a vender al centro de la ciudad, le cae encima la policía y le decomisa sus productos. ¿Qué lógica puede tener esa política en Colombia?
La informalidad se ha convertido en una especie de mafia urbana en donde la persona que busca llevar un sustento a sus hogares, debe luchar con las autoridades cual criminal evadiendo las calles y las zonas en donde esta la autoridad a la espera de quitarle ese derecho fundamental al trabajo.
Pero ese tema es complejo para manejarlo desde el ministerio de hacienda que busca legalizar a todos para recaudar más impuestos y así generar más recursos. Y eso es válido cuando vemos a un país que usa inteligentemente esos recursos para inversión social, pero el problema es que mientras más recursos surgen en el país, los índices de corrupción son más altos.
un futuro muy oscuro
El gobierno podrá jactarse todo lo que quiera de las cifras de desempleo y la independencia laboral de los colombianos, que gracias a la informalidad ya no son parte de la cifra de desempleados, pero el futuro es muy oscuro para los que toman este camino.
Hoy, muy pocas empresas en Colombia contratan a tiempo indefinido, las empresas han optado la contratación por servicios prestados, lo cual no da garantías a los empleados y los mantiene, de manera ilegal, bajo las mismas condiciones laborales de un empleado a tiempo indefinido, pero evitando los parafiscales que obliga la ley.
Aquellos que se fueron por la informalidad, prácticamente han renunciado a su derecho a una jubilación, los ingresos no son suficientes para ese ahorro a futuro y como si fuera poco, los escándalos en materia de manejos de dineros de pensiones, asusta a cualquier ciudadano que sueñe con una jubilación.
En las próximas décadas los únicos jubilados que tendremos en la nación, serán los altos cargos políticos del congreso y altos ejecutivos de corporaciones, pero el pueblo, el señor de la venta de frutas en el centro de Bogotá, deberá seguir luchando día a día, hasta su ruina total o su muerte, sin esperar una pensión que le permita retirarse a los 65 años. No señores, no habrá pobres jubilados en Colombia.