Cuando era niño viví la amenaza de guerra nuclear en la llamada crisis de los misiles de Cuba. En los colegios nos preparaban para meternos en un sótano y no mirar para el cielo; tener provisiones y agua para varios días; aguantar el mayor tiempo posible, antes de volver a salir a la superficie. Nunca olvido esos momentos.
Ahora, todos los niños ya saben de las bombas nucleares y de los muertos y daños irreparables que ocurrirían si hubiese una guerra nuclear.
En el Este de Europa ya hay miles de personas metidas en estaciones subterráneas de los metros o en sus refugios nucleares; supongo la angustia que deben estar sintiendo.
Aquí, por supuesto, vemos eso muy lejano y como un cuento de ciencia ficción; nadie ha prevenido a la sociedad en cómo debe actuar; se diría que es una ridiculez y que hay cosas más importantes. Ya incluso el candidato que, según las encuestas ganará, dijo que era un “maricada” hablar de la guerra de Ucrania.
Pues bien, en el hipotético caso que hubiese conflicto nuclear, las bombas caídas en USA nos afectarían en cuestión de pocos días. La primera reacción gringa sería invadir a Cuba y rompería el tratado Cruchev- Kennedy, que ha evitado esa invasión y, Venezuela, de seguro, sufrirá sus consecuencias por ser aliada de Rusia.
Esa guerra, hoy tan lejana para algunos, nos afecta no sólo económicamente, sino geopolíticamente. No es gratuito que se esté estudiando en el congreso de USA, un proyecto de ley para convertir a Colombia en una especie de protectorado gringo y darnos el estatus de su principal aliado en Suramérica (no para darnos visas).
No quiero asustar a nadie; solo cuento estas pendejaditas, por aquello de que es mejor prevenir que curar y que soldado avisado no muere en guerra (a menos de que no sepa correr). Como dijo un émerito General Caribeño: Es mejor un cobarde vivo que un valiente muerto.
Ñapa: ¿Ya sabe cómo votar en 15 días? ¿Tiene el número de sus candidatos? ¿Conoce como votar en las consultas?
Camarón que se duerme… termina en cazuela de mariscos.