Opinión: Kico Becerra
Cuando la desesperanza cunde y creemos que nunca va a terminar esta noche oscura y tormentosa, cuando creemos que seguimos sometidos a la coyunda ignominiosa de tener nuevamente que escoger entre el pasado desgastado, desacreditado y hostil del Uribismo y el miedo que infunde como ser humano el megalómano extremista de Petro, aparece una luz en el camino, escuchando los planteamientos del humanista Alejandro Gaviria.
¿Será que el Dios de Colombia nos está enseñando ese camino y no vamos a ser capaces de entender su mensaje? ¿Tendrán los denominados candidatos de la esperanza, la grandeza de dejar a un lado sus egos y declinar sus aspiraciones a favor del excepcional candidato que sería Alejandro Gaviria? ¿Los dirigentes regionales entenderán que su descrédito, manifestado hasta la saciedad, en estos días de locura colectiva, solo puede ser medio tapado, acompañando a un candidato impoluto y capaz, Alejandro Gaviria?
¿Nuestro destino será tan cruel que solo nos queda escoger entre la fatídica extrema derecha de Uribe y la destructora extrema izquierda de Petro?
Hoy, después de leer la entrevista de A. Gaviria, volví a sentir orgullo de haber nacido en esta tierra que produce seres ponderados e iluminados como él. Me volvió el optimismo en este maravilloso país, lleno de gente buena, emprendedora y trabajadora. Tuve nuevamente inspiración para batallar por una patria incluyente, pensante y con gran futuro.
Puede que sea solo un sueño y, cuando me despierte, siga viendo lo mismo y a los mismos; y que mi sueño de que los egos de candidatos, como Fajardo, que mientras esté metido en procesos penales, por injustos que sean, no le permitirán llegar a la presidencia, sigan insistiendo en mantenerse hasta su segura derrota, en lugar de darle paso a una tercería limpia, como la de A. Gaviria.
Las condiciones del presidente que requiere Colombia, entre otras, son: Que no sea vinculado con la corrupción; que sepa interpretar a los jóvenes; que tenga experiencia administrativa; que sea un estudioso y no un mediocre politiquero; que no polarice, sino que una; que sea un defensor de la paz política y social; que inspire con su comportamiento familiar y social y, ante todo, que tenga autoridad moral, para poder imponer autoridad.
Todos esos requisitos los reúne superlativamente Alejandro Gaviria, ¿lo desperdiciamos o lo dejamos pasar?
Ñapa: ¿Habrá una autoridad o una ONG creíble que nos diga realmente cuántos muertos y desaparecidos ha habido durante esta barbarie que estamos viviendo? Human Rights Watch dice que le han informado de 49 muertos, pero solo ha comprobado 16, entre ellos un policía. Los dirigentes del paro hablan de 500 muertos y 3000 desaparecidos. Alguien nos tiene que decir la verdad y deben ser condenados los responsables.
Ñapita: ¿Será verdad que los que se decían desaparecidos, empezaron a aparecer cuando los bajaron del SISBEN, para evitar suplantación con sus cédulas? Ojalá, sea “fake news” y no una exótica realidad.