Opinión: Mauricio Guzmán Cuevas
Interpretar los hechos y los datos de la realidad con cierto sesgo y argumentar de manera tendenciosa son herramientas habituales en la comunicación política que, sin embargo, es preciso contener dentro de los límites de la ética elemental.
Esto se encuentra dentro de lo que podemos considerar opinable, cuestionable, pero lícito. Lo que no es lícito es mentir. Últimamente se miente mucho en el debate político y normalizar la mentira en las campañas electorales deteriora gravemente la calidad de la democracia, la convivencia, inclusive.
Rodolfo Hernández, candidato a la presidencia de Colombia, en una conferencia de prensa en la que estaba acompañado de su fórmula vicepresidencial Marelen Castillo, respondió así a la acusación de sus detractores de la campaña petrista de misógino y machista: “Desde niño aprendí a ver a la mujer como un ser superior. Mi madre madrugaba a trabajar y sostenía el hogar y nos formó a todos. Con mi esposa conformamos un equipo familiar que ella siempre ha gerenciado. En mi vida profesional, y como gobernante, la mujer mayoritariamente ha garantizado el éxito de nuestro esfuerzo conjunto. Son hechos, no palabras”.
Su ejemplo de vida es el principal argumento contra la acusación mentirosa que es misógino, machista, discriminador de mujeres.
Expresó Marelen: “Yo soy hoy el símbolo vivo de un hombre que cree en la mujer o sino por qué creen que me escogió como coequipera”. Agregó que: “No me escogió como figura decorativa, no me manda a callar ni me revisa lo que tenga que decir o hacer. Todo dentro del respeto y admiración mutua, como debe ser.”
¿Cómo cerrar la brecha con acciones concretas transversales?
- Logrando igualdad de remuneración para la mujer.
- Frenando la segregación profesional femenina
- Eliminando la discriminación hacia ellas
- Promoviendo la conciliación de trabajo y familia
- Protegiéndola frente a las crisis económicas
Esos fueron los puntos de Marelen.
¿Creen que la mentira de sus competidores es válida?, ¿o es una vulgar trampa al elector?
La otra mentira tramposa sobre si está o no imputado del delito de celebración indebida de contrato sin cumplimiento de los requisitos de ley es cierta. Rodolfo Hernández tiene más de 200 denuncias en todas las ‘ías’ por haberse atrevido a desmontar el clan de bandidos que saqueaba Bucaramanga. Ninguna ha prosperado por ausencia de delito. Solo quieren -los petristas- hacer aparecer una imputación de la Fiscalía ante un juez de Colombia como si estuviera condenado. Otra trampa. Una imputación inicia una etapa probatoria ante las dudas de un fiscal dentro de un proceso. Y allí deben probar, el que acusa y el acusado, si hubo o no conducta reprochable. Mientras tanto no está en duda su inocencia.
La justicia de nuevo politizada. Así han obrado siempre los que de verdad delinquen para cometer delitos y luego amnistiarse o indultarse para evadir el castigo por sus fechorías. Eso también tiene que cambiar a partir del 19 de junio 2022.
¡No más justicia selectiva!, ¡no más justicia privilegiada! El pueblo merece gobernantes cuyo ejemplo de vida sea su garantía.