Es un hecho: Colombia en democracia abrió la puerta del poder a un sector de la política que venía anunciando con voz alta su deseo de intervenir de manera efectiva en la dirección del ejecutivo de este gran país luego de haber avanzado de manera lenta pero segura desde la orilla de la mas extrema izquierda hasta conseguir una alianza donde confluyeron sectores del centro, indígenas y algunas figuras de partidos tradicionales.
No les quepa la menor duda que habrá transformaciones, todas ligadas a un deseo de equilibrio e inclusión de la mayor parte de la población en el proceso de equidad y desarrollo del país. Transformaciones que se mantendrán dentro del sistema económico del país pues desde la noche de su elección lo dejó bien claro al decir: “Vamos a desarrollar el capitalismo”, idea que desmiente una de las acusaciones recurrentes en campaña como era la de decir que un gobierno de Petro llevaría a Colombia al “comunismo”.
Veremos, seguramente, un impulso a la participación de la población empleada en las utilidades de las empresas, figura interesante porque llevará a toda la familia trabajadora a sentir el pulso y las angustias de hacer empresa como también a saborear los éxitos que la actividad conlleva.
Una revolución educativa a nivel superior basada en la reducción de costos o su eliminación total para los estudiantes y una mayor cobertura, son parte de la propuesta que en el tema educación intentará responder una de las inquietudes del grupo poblacional que seguramente mas votos le puso al ganador: las juventudes. Juventudes que han visto de manera recurrente cómo los gobiernos de turno no las han tenido en cuenta nunca en serio. Al tema de la matrícula cero habrá que complementarlo con el respaldo gubernamental en los otros costos que tiene el estudiante como manutención y transporte y garantizar un desarrollo de la economía de tal manera que los egresados encuentren lugar para desarrollar sus habilidades y sean justamente compensados.
En el tema de la seguridad alimentaria y de la producción agrícola, seguramente el presidente buscará una asociatividad entre propietarios, campesinos y estado para lograr impulsar el desarrollo del campo en Colombia, especialmente en las zonas de la Orinoquia colombiana en donde los desarrollos agroindustriales son hoy incipientes pero muestran un potencial arrollador que de ser desarrollado podrá en corto tiempo convertir a Colombia en una verdadera despensa de comida para el mundo disminuyendo de paso, el alto costo de los alimentos en la canasta familiar en cuya conformación juegan un papel muy grande los productos que hoy son importados.
Estos son breves bosquejos de lo que abrir la puerta de la izquierda puede traer para el país si su clase dirigente es capaz de abandonar los odios y rencores y en lugar de oponerse tercamente a las nuevas ideas, las estudia, analiza y complementa.