Por @EscribidorMao
En definitiva no hay límites en el número de escándalos posibles que puede tener este Potrero producto del Honorable Presidente que tenemos, es como si cada día en el calendario tuviera su propia cagada de Estado, en la cual el protagonista, es el mismo.
Para entender con inteligencia, cosa que le falta a muchos colombianos, debemos decir que todas las gestiones que realiza el mandatario colombiano, le pasan factura real al presupuesto de la nación, ese mismo presupuesto que se crea a partir de la contribución de todos y cada uno de los inquilinos de esta nación.
Eso significa en palabras más coloquiales, que vez que prenden ese avión presidencial rumbo a visitas en el exterior, la registradora de gastos comienza a sumar. A eso agregue no sólo la gasolina, sino los viáticos que se generan producto de la salida del mandatario, lo cual es aceptable cuando tiene un fin y un beneficio para la nación.
Lo que si no es aceptable, lo que si es reprochable, lo que si es un delito y abuso de poder, es que el hermano del presidente Duque, quien no tiene cargo o relación alguna con el Estado, vaya en todos los vuelos a donde va el presidente.
Pero dirán los uribistas que el avión gasta el mismo combustible con el hermano a bordo o sin él, lo cual es un buen argumento, pero no justifica los motivos de su acompañamiento en viajes que sólo le competen a funcionarios públicos o de Estado.
A eso toca sumarle gastos de hotel, alimentación, desplazamientos en los lugares de visita y hasta mandarle a lavar los calzoncillos al hermano del presidente, pero el agravante más grande es el abuso del poder para permitir que alguien que no representa al gobierno, viaje de gotero por todo el mundo.
Glasgow fue el claro ejemplo de una comitiva en donde los amigos del presidente se dieron shampoo social en compañía de don Iván Duque, que en poco o nada sirvieron durante la importante reunión internacional sobre el Medio Ambiente.
Cada día, como cada escena de película de acción, nos trae un nuevo escándalo que enloda aún más la imagen de Duque y lo mejor del asunto, es que el cinismo de nuestro mandatario carece de toda ética de procedimiento y no justifica en nada su labor, dejando claro que estamos frente al gobierno con más escándalos en toda la triste historia de los presidentes colombianos. Al menos eso le da el título del Mejor de Todos los Peores.
Al juececito ese que se atrevió a desautorizar la firma del decreto de Ley de Garantías, estoy seguro que lo mandarán al sótano del infierno a especializarse en No se meta con un presidente, que pronto le dará como premio un título de desempleado nacional, por estos días muy popular entre aquellos que muestran su comunismo interior.
Para cerrar esta columna les anticipo que nuestro presidente ya ordenó una comitiva (que nos va a costar otro pedazo del presupuesto) para vigilar el manejo de los recursos de la ley de garantías, y para ello nombró a muchos de sus buenos amigos, para que estén alertas en detectar cualquier irregularidad y reportarla de inmediato a la honorable fiscalía que tomará acciones legales como el caso de la Ñeñe Política y así demostrar que aquí en Colombia hay todas las garantías para elecciones limpias y transparentes.
Y luego salen a decir que los periodistas independientes son unos incendiarios que sólo buscan desestabilizar la pulcra democracia de Colombia.