Ha pasado un año desde que las balas acabaron con la vida de Laura Alejandra Flórez, oriunda de Manizales, y otros dos jóvenes geólogos, todos en el comienzo de su trayectoria profesional. Su único pecado fue cumplir la labor de búsqueda de nuevos campos de explotación minera, para la que los contrató la empresa.
Por el ataque, que conmocionó al país, murieron también Henry Mauricio Martínez Gómez, criado en Bogotá, y Camilo Andrés Tirado Farak, oriundo de Corozal (Sucre), y resultaron heridos seis empleados más.
La noche antes de la tragedia, Laura Alejandra Flórez Aguirre llamó a su padre Jairo Flórez para saludarlo, como hacía todos los días. La conversación generó zozobra en él, pues pudo percibir el temor que su hija estaba sintiendo por la presencia de grupos armados ilegales cerca del lugar donde estaba trabajando: un campamento de la multinacional Continental Gold, en Ochalí, un corregimiento de Yarumal (Antioquia).
Jairo Flórez no deja de pensar en que al menos los dos últimos meses de los cinco que su hija trabajó en la zona le habló de su miedo.
“Ella me decía: ‘Papi, esto es muy peligroso, operan disidencias de las Farc y el Eln’. Me comentó una vez que al campamento de unos compañeros, ubicado a una o dos horas del de ella, llegaron cinco tipos fuertemente armados y los amenazaron. La empresa los retiró del lugar. Eso fue uno o dos meses antes de la tragedia”, recuerda el padre.
De hecho, la última vez que Laura estuvo en su casa en Manizales (trabajaba 20 días seguidos y descansaba 10), la empresa le extendió el tiempo de pausa, mientras tomaban medidas frente a la seguridad. Cuando regresó, se suponía que las condiciones estaban dadas para estar en la zona y se hablaba de la existencia de un cordón de seguridad, según cuenta Jairo, pero eso no evitó que asesinaran a los geólogos.
El 17 de septiembre, Laura le contó a su padre por WhatsApp que al campamento llegaron unos uniformes rasgados.
“Hoy pasó algo que nadie lo esperaba. Y es que llegaron unos pantalones de uniforme rotos, como si los hubieran rasgado. Como quien dice, no queremos que estén aquí”, le manifestó Laura a su padre.
Para él, este hecho fue una directa y contundente amenaza. Tres días después, los geólogos estaban muertos.
Tras conocerse la noticia del triple homicidio, el ‘clan del Golfo’ emitió un comunicado en el que negó responsabilidad. Pronto se supo que el crimen fue cometido por disidentes de las Farc e integrantes de una célula del Eln.
Los autores materiales fueron identificados como alias Garbanzo, Samir, Botija y Andrés (disidentes), Jonathan y Nanis (del Eln), mientras que el autor intelectual fue alias Cabuyo, actual cabecilla del grupo residual frente 36 de las Farc.
Para la Séptima División del Ejército, el objetivo fue claro: la captura o la muerte de ‘Cabuyo’, cuyo nombre es Ricardo Abel Ayala Orrego. En medio de las operaciones que se desplegaron en el Norte de Antioquia, donde se sabía que tenían injerencia, el grupo de responsables de asesinar a los tres geólogos fue desmantelado, pero pese a los esfuerzos de estos 12 meses, el máximo responsable sigue libre.
El primero en caer, el 2 de octubre de 2018, fue alias Botija, quien falleció luego de que la Fuerza Aérea bombardeara el campamento donde se presumía estaba ‘Cabuyo’, en el municipio Briceño. Tras el arribo de las tropas del Ejército por tierra, se pudo determinar que el líder de la estructura escapó ileso.
Director: Habib Merheg Marún