Editorial: Habib Merheg
Vamos para otra ley que nos hace pensar que esta evitará una conducta equivocada de nuestros gobernantes elegidos. Vamos a establecer la segunda vuelta para elección de alcaldes empezando por Bogotá. Se cree que si los elegimos con una mayoría absoluta de la mitad más uno de los votantes, sus mandatos van a ser más legítimos e incluyentes. Nada más equivocado.
Si fuera así, los gobiernos de nuestros presidentes en los últimos años habrían logrado construir acuerdos sobre lo fundamental y establecer una agenda de trabajo donde los que votaron y no votan se comprometan a impulsarla.
Lo que se ha demostrado en los últimos años, es que nuestros gobernantes se preparan para ganar elecciones y de manera equivocada creer que llegan como Atila y su ejército a imponer su agenda de prioridades.
Nada más equivocado. En el manejo de lo público se debe gobernar para los que votaron por el ganador y también para los que no votaron. Porque todos los habitantes conservan sus derechos y obligaciones sin importar quien gana una elección.
No vamos a lograr avanzar como sociedad mientras no comprendamos que un triunfador electoral lo primero que debe hacer es persuadir a los que derrotó sumarse al esfuerzo para garantizar la satisfacción de las necesidades básicas. Que habrá discusión y diferencias alrededor de la mejor manera de hacerlo pero en últimas el mismo propósito de dignidad humana a proteger.
Necesitamos gobernantes que entiendan que al ganar el mayor logro será validar su propuesta con los que la impulsaron y también con los que pueden sumarse a ese propósito. Ya no estamos en el primer día de la creacion y sabemos que la combinación de modelos ideológicos y económicos es lo que logró atender las aspiraciones de progreso humano de otras sociedades.
Es por ello que gobernantes elegidos en una vuelta o en 2 no importa, lo que importa es que gobiernen para todos.
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