Opinión: Mario Fernando Prado
Yo no sé quién diablos controla a los rompe-calles pero lo cierto es que tienen desbaratadas las ya de por sí desbaratadas vías de nuestros barrios muchas de las cuales están hechas un lodazal, sin que nadie se ‘mosquee’ , ni proteste ni diga nada.
Cualquier día a cualquier hora llegan unos obreros generalmente malencarados y sin más ni más taladran el pavimento bien sea atravesando la calle o al pie o incluso sobre los andenes. Uno pregunta y no le dan razón. Se limitan a decir que hay que hablar con ‘el ingeniero’ que parece ser un fantasma porque jamás se le ve por esos lares.
Luego de destruir el pavimento o lo que queda de él, amontonan los escombros y cuando mucho colocan unas ultrajantes cintas rojas sostenidas con unos conos que a los pocos días se caen con cinta y todo y forman un despelote que nunca recogen.
Mientras tanto, las lluvias y el polvo forman un barrizal que inhabilita los andenes y la calle se vuelve de una sola vía, provocando incomodidades para los peatones e incluso azarosos trancones.
Acto seguido, los obreros desaparecen y dejan la obra tirada y ahí sí que menos nadie da razón y pasa y pasa el tiempo y -repito- no hay explicación o justificación alguna y el famoso ‘ingeniero’ si antes no aparecía ahora sí que menos .
Dicen que es por culpa de los edificios que se construyen y que por eso tienen derecho a apropiarse de los espacios públicos y a levantar de lado a lado el pavimento. Otros explican que es por la fibra óptica que están metiendo o por arreglos de teléfonos y no sé qué más y nunca se sabe qué es lo que está acaeciendo.
Para dar un solo ejemplo de los cientos que hay, en la vía que lleva a la estatua de Belalcázar desde la salida de Santa Teresita, en el pasado mes de noviembre, o sea hace 5 meses, casi medio año, rompieron los andenes y las bermas de la calle, hicieron tremendos forámenes, volvieron eme el cableado telefónico y frente a la estatua -hito turístico de Cali- hay un monumento a la desidia y el abandono que invito a que lo vean a ver si miento: un hueco horroroso con material revuelto con basura, unos conos desteñidos y unas cintas ídem y nadie da razón. Ah y antes de llegar al mirador la calle está abierta de par en par y el hoyo que hay hace que los vehículos se detengan para pasar por allí a paso de tortuga. Y de la susodicha estatua para arriba la situación es igual o peor.
Lo curioso es que esta vergüenza queda por donde el alcalde de la ciudad llega y sale de su casa y ¡ni así!
Vienen ahora las preguntas: ¿Dónde está la entidad que vigila, controla y sanciona a los responsables de estos delitos contra el ornato? ¿Donde están los interventores? ¿Cómo es posible que muchas vías que fueron repavimentadas con ingentes esfuerzos del municipio terminen a lo sumo reparchadas y llenas de promontorios cuando no, llenas de huecos por donde se cuela el agua y se forman los charcos que acaban con el pavimento?
¡A la carga contra los rompe-calles! No hay derecho a que sigamos permitiendo que nos desbaraten las vías por donde caminamos y transitamos.
Aclaración: el municipio está enluciendo la llegada a las tantas veces mencionada estatua desde la circunvalación, con unas obras en los andenes y la zona verde que merecen el aplauso de la ciudadanía. Pero ese es otro paseo al anteriormente descrito.