Por Mao Escribidor
La era dorada del petróleo en Venezuela, es ya un recuerdo distante del que muchos apenas si logran rescatar memorias. El Comandante Chávez se tomó el poder y con él, la ruina de una democracia que se consideraba la más sólida del continente sur, se vino abajo.
Chávez no solo se cagó en Venezuela, sino que antes de su muerte le entregó su legado a un orate, que lejos de entender lo mínimo de economía y administración, lo único que ha logrado es llevar a la hermana república directo a la ruina total.
Nadie entiende el fenómeno de Venezuela, un pueblo que sigue apoyando el gobierno de Maduro, sin comprender que la miseria ya alcanzó umbrales jamás vistos en su historia. El petróleo, que fue en su momento el soporte de la economía, ahora es una ilusión que no genera los recursos necesarios para salir adelante.
El salario mínimo está en $1’200.000 bolívares, lo que representa cerca de $3.764 pesos colombianos. Los empleados del Estado ganan un promedio de tres salarios mínimos, o sea UD$ 3 dólares al mes o casi $15.000 colombianos.
Muchos empleados del gobierno reciben asistencia alimenticia por parte del Estado, pero lo que les entregan para un mes, no suple lo que consumen en una semana. La situación es cada vez más crítica y el pueblo mantiene su apoyo a Maduro, sin que la comunidad internacional entienda los motivos para hacerlo.
Esa es la realidad en Venezuela, realidad que es usada por el partido de gobierno de Colombia para generar miedos con respecto a la orientación comunista de Gustavo Petro, que a pensar del Centro Democrático, representa la misma línea de administración gubernamental de Maduro.
Solidaridad con los hermanos venezolanos y esperemos que pronto, la luz de la sabiduría los ilumine para generar un cambio real en su país.