El arte urbano tiene dos grandes enemigos: el paso del tiempo y la polución. Pero su gran destructor es el vandalismo que ataca sin avisar y casi siempre amparado por la oscuridad, por el tumulto, intentando mantener el anonimato de su ejecutor confundiéndose entre muchos.
Esta vez el turno fue para el mural que en homenaje al ciclista Egan Bernal fue pintado en su ciudad natal, Zipaquirá, luego de alcanzar el primer lugar en la Vuelta a Francia, la carrera ciclística por etapas más importante del mundo.
En las elecciones presidenciales que acaban de finalizar, Egan Bernal apoyó en primera vuelta al candidato Gutiérrez y en segunda, a Rodolfo Hernández. Pero fue más allá al publicar en varios trinos sus opiniones en contra de la candidatura de Gustavo Petro.
A esa preferencia electoral, parece deberse la destrucción de su mural.
En octubre de 2019 el mural “¿Quién dio la orden?” que publicaba los nombres de varios militares acusados de cometer asesinatos de civiles conocidos como “falsos positivos”, fue borrado por personas de civil y miembros de la Policía Militar.
Mas recientemente en Cali luego de las violentas protestas de 2021, civiles uniformados con camisetas blancas hicieron desaparecer varios de los murales pintados en la ciudad por manifestantes.
Aun las más importantes obras de arte alojadas en prestigiosos museos sufren ataques. El último reportado se presentó el domingo 29 de mayo en el Museo del Louvre en París cuando un visitante arrojó un pastel sobre la Mona Lisa uno de las punturas más reconocidas a nivel mundial.