Avanza el tiempo y las posiciones de los extremos son mas distantes y dejan entre ellos un espacio cada vez mayor que bien puede ser aprovechado por alguien que se atreva y tenga la habilidad necesaria y la osadía de enfrentar tanto oponente y alcanzar el triunfo.
Pareciera estar hablando de fútbol con ocasión del regreso del campeonato colombiano. Pero no. Hablo de otra “diversión”. Hablo de política, quizá uno de los temas de los que mas cree saber cualquier colombiano.
En el tema político de hoy, Colombia enfrenta las posiciones cada vez mas distantes de la derecha y de la izquierda. Muchos representantes de la derecha, entre ellos la senadora María Fernanda Cabal, opinan que la derecha en la que milita debería situarse aún más hacia la derecha y no tanto al centro porque “el centro no me sabe a nada”. La extrema izquierda, con Petro a la cabeza, no pierde oportunidad de arrasar con todo lo que huela a establecimiento y deja en el ambiente el mensaje que antes de él no había nada y después de él en el poder presidencial, los días de gloria y felicidad para todos serán una realidad.
Mesiánicos. Ambos extremos se esfuerzan por parecer los salvadores. Ante las viles masacres, la derecha grita que hay que fumigar con glifosato porque las matanzas son producto del narcotráfico. Y la izquierda, vocifera acusando al gobierno de no proteger sus ciudadanos.
Mientras esos extremos se distancian de manera radical e irreconciliable, se escuchan voces llamando a la reflexión y defienden las bondades de lo que se denomina centro, que en lenguaje parroquial significa: ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre.
En el centro caben todos. El centro ofrece la esperanza de resolver problemas sin aniquilar al otro. El centro, contrario a la opinión de la senadora Cabal, tiene tanto sabor como “ingredientes” pueden componerlo.
Y esa variedad de componentes puede llegar a ser su propia ruina. Mientras los extremos tienen un líder indiscutido en cada lado, por el centro desfilan una variedad de opciones sin que a la fecha ninguno logre destacarse para convocar a los demás y proponer al país una opción viable de poder. Derecha unificada, izquierda unificada, centro atomizado.
En este partido de final que es la realidad colombiana, el tablero del estadio señala que vamos perdiendo todos. Valdría la pena empezar a replantear el juego y, tal vez, meternos por el centro sea la vía para destrabar este encuentro y conseguir los goles que tanto necesitamos.
Director: Habib Merheg Marún