La polémica y autoritaria División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), entidad encargada de controlar del Fútbol Profesional Colombiano, no representa precisamente respeto y cariño en los seguidores de este deporte en el país. Sin embargo, esa relación está empeorando por las excesivas sanciones a los equipos, las cuales han incrementado en el segundo semestre del 2024.

El semestre ha sido caótico para Atlético Nacional, un club que, fiel a la pasión que despierta el fútbol, es de amores o de odios y, aun así, sus detractores también coinciden en lo absurdo de las sanciones impuestas a este club antioqueño.

En septiembre se presentó en Medellín un partido entre Atlético Nacional y Junior de Barranquilla, el juego lo iba ganando el equipo antioqueño. Sin embargo, se presentaron desmanes iniciados por los hinchas visitantes, lo que obligó a que se terminara antes de tiempo. En esa ocasión la Dimayor sorprendió al darle los puntos al Junior. Además, le impuso multa económica al equipo local y suspendió el estadio.

Después llegaron otros episodios, como una multa y una sanción de dos fechas a Edwin Cardona, el delantero que, ante la hinchada rival, besó el escudo de Atlético Nacional, tal y como lo han hecho jugadores hinchas que entienden de pasiones.

Y esta semana, como si fuera poco, su director técnico, Efraín Juárez, fue expulsado del partido por celebrar un gol, celebración en la que ni siquiera hizo algún gesto obsceno. Este entrenador, además, fue multado por una inspección de Policía de Medellín por celebrar el paso a la final de la Copa Betplay, decisión que incluyó la exagerada medida de prohibirle la entrada al estadio durante tres años.

Pero el proceder autoritario y deseoso de dinero de la Dimayor continúa, pues en su más reciente resolución anunció nuevas sanciones. El Deportivo Cali recibió una multa de más de 10 millones de pesos porque su hinchada lanzó rollos de papel en el recibimiento. Independiente Santa Fe y Águilas Doradas fueron sancionados porque sus recogebolas fueron expulsados y deberán pagar, cada uno, más de 6 millones.

Por último, la resolución anunció una multa de 1’300.000 a 11 jugadores de Atlético Bucaramanga, quienes, al inicio de un partido, se taparon la boca con esparadrapo en forma de protesta por una sanción previa que recibieron por quejarse del pésimo arbitraje colombiano. Como quien dice, sin garantías y sin voz.

Y es que el mal arbitraje que ha recibido Atlético Bucaramanga motivó a que su técnico, Rafael Dudamel, y su capitán, Fabián Sambueza, cuestionaran el profesionalismo de los jueces. Por su queja la Dimayor les impuso multas que suman más de 50 millones de pesos. Pareciera que la Dimayor, patrocinada por una rentable casa de apuestas, está necesitada de dinero o simplemente está disfrutando su autoritarismo. La situación ha generado el extraño caso de que hinchas colombianos defiendan, incluso, a sus máximos rivales.