Si el “espíritu” de la Navidad no lo embriaga, si las luces no lo alegran ni corre cada año a renovar la decoración de su casa, sepa que hay millones que viven sin que cada 12 meses se tengan que someter a esa rutina. Son habitantes de países que quedan un poco lejos, pero conviene saber que existen refugios para que las personas como usted huyan de tanta algarabía, tanto trajín, tanta natilla y tantos buñuelos.
Tayikistán, por ejemplo, es un destino para quien no quiera saber nada de Navidad. Ubicado en Asia central, esta época no se diferencia de ningún mes del año.
En Corea del Norte hay más celebraciones en el cumpleaños de su dictador Kim Jong, que en Navidad. Prácticamente, está prohibido celebrarla como se conoce en todo el mundo, con reuniones familiares, trago y comida. Allá no.
Arabia Saudita espera por usted si lo que quiere es desconexión total de la celebración navideña como la conocemos. Aparte de que su fiesta religiosa no coincide con la de los cristianos, procuran que en su cultura las celebraciones de este tipo sean más bien del orden privado. Y, obviamente, sin alcohol.
Si ninguno de estos destinos le llama la atención y busca algo más estricto, viaje a Irán. Ni celebración, ni alcohol, ni fiesta. Un poco de calor y mucho tiempo para reflexionar en temas interesantes, por ejemplo: ¿por qué no le gusta la Navidad…?