Cientos de campesinos boyacenses que cultivan papa están vendiendo los bultos del producto en la carretera entre Bogotá y Tunja. Hay varios factores que los llevaron a echarse el bulto al hombro y comercializarlo a la orilla de la carretera.
La escena de los cultivadores con cartones y banderas rojas ondeando mientras muestran los bultos de papa que están exhibidos sobre la vía, se volvió la realidad de los paisajes cundiboyacenses.
Pero detrás de la falta de compradores y del bajo precio de la papa, hay cientos de familias que están dejando sus fincas abandonadas y migrando porque su producto no es rentable y las deudas solo aumentan.
Hay dos factores que han llevado a estos campesinos a una crisis que se hace más evidente con el pasar de los días.
«Desde septiembre se presentó una sobreoferta y el otro factor es que por la importación de papa precocida se presentó una caída en los precios muy fuerte, de las que hace años no se daba. Habíamos tenido precios bajos, pero no de la magnitud de ahora», relata Luis Alejandro Jiménez, un campesino de la región.
El bulto de papa que usualmente cuesta 50 mil pesos ahora está en unos 8 mil pesos, «y eso si encuentra quien le compre esa papa. No se compara para nada con el costo de producción, que está sobre los 32 mil pesos», agrega Jiménez.
El vocero de los campesinos relata que le preocupa la migración de las familias campesinas a las ciudades en busca de mejores oportunidades.
«Esto viene ocurriendo, que dejan su parcela abandonada por la falta de rentabilidad pero que -aunque usualmente se da- esta vez se puede acelerar para buscar migrar a los centros urbanos donde posiblemente no vayan a tener muchas posibilidades», dice Jiménez.
Los campesinos han hecho varias peticiones al Gobierno Nacional, las cuales -según Luis Alejandro- comenzarán una etapa de implementación de ayudas para la comercialización este mes de noviembre.
Director: Habib Merheg Marún