La crisis por la falta de gasolina venezolana tiene a Cúcuta sumida en un caos de congestión y de dificultades por el suministro del hidrocarburo, ha motivado el surgimiento de una nueva práctica ilegal entre los vendedores ambulantes del combustible de contrabando, más conocidos como ‘pimpineros’.
Se trata de la reventa del fluido local, en barrios y principales vías de la capital nortesantandereana, donde se ofrece por un valor cercano a los 14.000 pesos por galón.
Las incomodidades generadas en los conductores por esta interminable espera, que se extendía hasta el otro día, hizo que este pimpinero, como muchos otros, agarrara su carro, lo aprovisionara de combustible con 100.000 pesos y empezara a comercializar este fluido por la vía pública.
“Desde hace ocho días ya no vemos gasolina venezolana y nos ha afectado bastante nuestros ingresos. Para nadie es un secreto que se está moviendo la gasolina colombiana, la que por medio de los carros sacan y uno la galonea. Estamos prestando un servicio porque esas bellezas de colas son interminables”, confesó este trabajador informal.
Los pimpineros extraen una ganancia mínima de 5.000 pesos por galón, que logra abastecer casi seis vehículos.
La directora del Sindicato de Trabajadores de la Gasolina (Sintragasolina), Yuleima García, atribuyó la aparición de esta nueva modalidad de rebusque a los fracasos que salpican al proceso de reconversión laboral, ofrecido en 2016 por el Gobierno Nacional, a través de cinco proyectos de emprendimiento.
De acuerdo con esta sindicalista, la iniciativa, que costó 2.800 millones de pesos, solo ha beneficiado a 334 personas, de las más de 2.900 que ejercen esta labor irregular en el área metropolitana de Cúcuta.