” Acompañaré a la familia Pizano como representante de víctimas para destapar los hechos que llevaron a la muerte de Jorge Enrique y Alejandro. Una persecución infame en su contra. Una tragedia marcada por un homicidio. Los responsables tendrán que responder”.
Con trinos como el anterior, el abogado Miguel Ángel del Río anuncia lo que promete ser uno de los capítulos más interesantes en la ya larga novela de la corrupción de Odebrecht en la cual la extraña muerte de quien fuera importante funcionario de uno de los contratistas de la Ruta del Sol y la de su hijo, fue descartada como crimen por la Fiscalía que acogió la teoría del suicidio del primero y la accidental del segundo y archivó la investigación.
Jorge Enrique Pizano murió en noviembre de 2018 y su hijo Alejandro tres días después, luego de beber de una botella que tenía su padre en el estudio y que resultó con trazas de cianuro.
Para del Río, el proceso de la Fiscalía estuvo lleno de contradicciones y pedirá que la investigación sea desarchivada con el fin de llegar a los verdaderos culpables de la muerte de los Pizano.
Faltan ríos de tinta para terminar de escribir esa novela sobre corrupción de Odebrecht. Pero el capítulo sobre la muerte misteriosa de uno de sus protagonistas y el envenenamiento con cianuro de su hijo, será sin duda digno de ver dada la categoría de sus protagonistas entre los cuales estén el ex fiscal Néstor Humberto Martínez, el grupo económico de Luis Carlos Sarmiento Angulo y un aguerrido defensor de las víctimas como Miguel Ángel del Río.