El café con leche, pintado o perico es cada vez más oscuro en las mesas de los colombianos debido a la disminución del consumo de leche por los altos costos del producto.
Le leche y sus derivados no se han salvado de la ola inflacionaria que ha afectado la economía del país y especialmente, a la canasta familiar que ha visto cómo cada vez llega más vacía gastando más plata que la que se gastaba hace un año.
Según la Asociación de Procesadores de Leche (Asoleche), en la medida que los costos de producción van para arriba, el consumo ha caído casi en un 10%. Y no hay que buscar causas extraordinarias: la leche que hace un año costaba en promedio $3.000 litro, hoy está cerca de los $4.000, un incremento cercano al 34%, casi 20 puntos porcentuales más que lo que creció el salario mínimo.
El panorama no da para ser optimistas y pensar que el precio de la leche y sus derivados pueda bajar. Por el contrario, el incremento en la tasa de cambio seguirá aumentando el precio de los insumos que la ganadería necesita para su desarrollo y esos costos, inexorablemente, son traslados al consumidor final.
2023 será de más café y de menos leche. Aunque el café también está por las nubes.