Si bien los gobiernos de los últimos veinte o treinta años se han tomado más en serio el tema de la infraestructura vial de lo que hicieron sus antecesores, es tal el atraso del país en el asunto que vamos a necesitar muchos años más de fuerte inversión y, aun así, se nos seguirán cayendo los puentes.
Y no porque estén mal construidos, no. Quizá sus especificaciones técnicas cumplan las exigencias para el momento en que se pusieron en servicio, pero o no se acondicionaron debidamente para hacerlos más resistentes o los transportadores de carga no atienden las capacidades de puentes y viaductos sometiéndolos a cargas extraordinarias.
Porque el país pasó de algunos camiones con capacidad de 20 toneladas a muchísimos tracto camiones que fácilmente soportan 30 o 35. Y si bien un puente no se derrumba a la primera con el paso de un vehículo que exceda su capacidad, sus cimientos sí se resienten y poco a poco, el material se agota y la estructura cede.
En el caso del puente de El Alambrado que une a Quindío con Valle del Cauca, el gobierno Petro ya anunció que en 4 meses estará instalado su remplazo. La discusión sobre a quién le corresponde pagar la obra -si a la nación o al concesionario-, será tema de otras columnas pues el asunto de las concesiones viales y sobre todo de las llamadas de primera generación, merecen análisis más profundos pues quedaron diseñadas para que pase lo que pase, sea el estado el que salga perdiendo.
Pueden remplazar el puente derrumbado por uno de especificaciones técnicas adecuadas, pero si vuelve a someterse a tensiones extraordinarias, en algunos años volveremos a sufrir una tragedia. Tragedia que está latente en muchos de los puentes del país según lo dicho por el propio ministro de transporte.
Para controlar el peso de la carga, es frecuente ver sistemas de básculas en algunas carreteras. Pero es imposible para el gobierno o para los concesionarios revisar todos y cada uno de los camiones todo el tiempo.
La solución es de parte y parte. Que el estado garantice la resistencia suficiente de las estructuras y que los transportadores se comprometan a no exceder las capacidades de vías y puentes.