Por @EscribidorMao
A poco más de un mes de las presidenciales, el país entero vuelve a vivir una situación que vivimos en el milenio pasado, cuando un candidato del pueblo, llamado Jorge Eliecer Gaitán, liberal por convicción, intentaba llegar al poder intentando llegar a una transformación social que beneficiaba a los menos favorecidos y se proyectaba como un líder popular que, incluso algunos conservadores consideraban una excelente oportunidad de gobierno.
Hoy tenemos a un líder social que durante sus dos últimos periodos como senador de la república, ha castigado con señalamientos y evidencias a muchos congresistas corruptos, costándole la curul a todos ellos.
El país entero ha sido testigo de las malas administraciones que, en manos de los partidos de derecha, tienen a Colombia sumido en un mercado de corrupción que le cuesta al país, no sólo más de 50 billones al año, sino que desde la perspectiva de justicia social, está en su peor nivel de toda la historia.
campañas sucias
Mientras los candidatos de Derecha, intentan desacreditar a Gustavo Petro para evitar que llegue a la presidencia, las bodegas secretas de la derecha se han centrado en una campaña sucia que, coordina todos sus esfuerzos para generar miedo en la población, intentado de manera desesperada, convencer a la sociedad que ellos pueden sacarnos de la corrupción a la que ellos mismos nos llevaron, con un candidato propuesto por ellos mismos, para evitar que sigamos en manos de los corruptos.
¿Qué lógica puede tener eso?¿Cómo nos pueden ofrecer salir del mal gobierno que la misma derecha apoyó hace cuatro años con otro candidato que ahora sí, representa la salvación del país? ¿En realidad asume la derecha que el pueblo colombiano es tan ignorante de hacer algo algo así?
¿por quién votar?
Tres candidatos son los llamados a enfrentarse por la presidencia de Colombia, Federico Gutiérrez, el alfil de la derecha apoyado por los partidos tradicionales que han entendido que la única manera de derrotar a Petro es a través de la unión de sus fuerzas en nombre de este candidato que, representa a la colectividad de esa derecha que lleva décadas gobernando y a quienes se les acusa de ser los responsables de la actual situación del país.
Sergio Fajardo representa al centro, un candidato orgulloso y egocentrista, al que una parte del país le responsabiliza del triunfo de Iván Duque, producto de su decisión de no apoyar a Gustavo Petro en las pasadas elecciones y promover el voto en blanco, permitiendo de esta manera que Petro perdiera las pasadas elecciones. Hoy Fajardo no es considerado en las encuestas como uno de los candidatos que pasaría a la segunda vuelta, pero que quien obtenga su bendición y apoyo, podría ganar la presidencia.
Finalmente está Gustavo Petro, el actual caudillo del pueblo que lidera con gran ventaja a los otros los candidatos y que acorde a los expertos, podría ganar en primera vuelta si recibiera un 15% más de los votos que ya tiene. Petro se ha encargado de ofrecerle ala sociedad menos favorecida, la oportunidad de reclamar sus derechos como ciudadanos, manteniendo firme su política de ataque frontal contra los corruptos y transformar el sistema de justicia garantizando uno que sea transparente.
Mi recomendación es simple: Escuche los debates, no se deje influenciar por los ataques personales de los candidatos, evalúe las propuestas que presentan, entendiendo que, las promesas de campaña no significan nada y prestando atención a la manera que sustentan su plan de gobierno.
De nada nos ha servido creer en promesas y para la muestra tenemos a Duque que, en su afán de ganar las pasadas elecciones hizo todas las promesas necesarias para convencer al país que, de ganar, estaríamos menor que algunos países de Europa y que finalmente terminamos su periodo como un país africano al que le dan palo y le roban su futuro con la complicidad de aquellos que votan, anhelando el cambio deseado.
Estamos ante una encrucijada compleja que nos obliga a tomar una decisión que puede generar un cambio real en el país o que nos obliga a continuar con las políticas actuales de los pasados gobiernos.
O tomamos el riesgo de un gobierno con tendencias progresistas o mantenemos la política actual bajo el mando de los mismos que nos han gobernado por más de 30 años, sin aspirar a un cambio radical que nos saque de la actual situación.
Vote a conciencia, no se deje llevar por convencionalismos o fanatismos que no llevan a ninguna parte, pero ante todo, vote acorde a su pensamiento libre como ciudadano y cuando lo haga, tenga claro que se está jugando el destino del país, de su familia, de la sociedad a la que pertenece.