«Mi madre estaba sentada conmigo en el asiento de atrás. Cuando vio que se acercaba el choque, me abrazó para protegerme del golpe. No había teléfonos celulares y no podíamos llamar a una ambulancia para pedir ayuda. La dejaron así durante horas», dijo Omar Webair.
Abdulla fue trasladada al hospital local donde al tiempo se decidió que debía ser trasladada a Londres. Tras ser tratada sin éxito, la declararon en estado vegetativo. Al regresar a Al Ain, fue de nuevo internada. Pasaron los años y su estado no mejoró. Permanecía sobre su cama alimentándose a través de un tubo. Además, le practicaban ejercicios de fisioterapia para evitar que sus músculos se deterioraran por la ausencia de movilidad.
Mientras tanto, Omar creció y se convirtió en un joven que no descuidaba las visitas a su madre. Todos los días recorría a pie los cuatro kilómetros que separaban su domicilio del hospital. Se sentaba junto a su mamá y la hacía compañía durante horas.
Abdulla pasó muchos años en hospitales de los Emiratos Árabes Unidos. La esperanza se empezaba a perder. Todo cambió en abril de 2017 cuando la familia recibió una subvención oficial para un programa integral en el hospital Schön Klinik Bad Aibling de Alemania.
Allí fue intervenida en repetidas ocasiones para al menos mejorar su calidad de vida aunque los médicos nunca pensaron que podría recuperar la conciencia. En junio de 2018, durante la última semana de tratamiento de Abdulla en Alemania, ocurrió lo inesperado: Abdulla comenzó a moverse.
Tres días después cuando Omar dormía pegado a su madre, despertó con el sonido de alguien que lo llamaba por su nombre: «¡Era ella! Decía mi nombre, yo volaba con alegría; durante años soñé con este momento, y mi nombre fue la primera palabra que dijo!». Ahora Abdulla está de vuelta en Abu Dhabi con su familia y sigue recibiendo fisioterapia y rehabilitación en el hospital.